A Howl In The Night [L.S]

Capítulo 43

El suave sonido de la gravilla crujiendo debajo de las ruedas fue reconfortante mientras conducían pasando gruesos grupos de árboles y casas, convirtiéndolos en nada más que un borrón de colores arremolinados desde donde Harry miraba por la ventana del coche.

Era un milagro, por decir lo mínimo, que Louis hubiera accedido a la insistente petición de Harry de abandonar la mansión después de semanas de estar encerrado en ese lugar. No lo malinterpreten. Harry entendió que Louis solo quería protegerlo, considerando que David posiblemente estaba tramando algo contra ellos, pero realmente solo necesitaba hacer esto. Afortunadamente, Harry besaba bastante bien y logró que Louis dijera que sí durante una sesión de besos particularmente caliente.

Aun así, Louis definitivamente planeaba mantener su papel como protector de Harry y ahora estaba sentado al lado de Harry, ojos alertas y observadores mientras el coche giraba hacia una pequeña carretera con casas adicionales a los lados.

- Oye, -dijo Harry, tomando la mano de Louis para llamar su atención.- estamos bien. Hay como un ejército entero aquí para protegernos. Quiero que tú también te relajes, ¿vale? Te lo mereces.

Louis suspiró, porque bueno, Harry tenía razón. Habló con Benedict y pidió escoltas para acompañarlos en su viaje solo para estar seguro. Benedict había accedido y ahora varios coches los seguían y conducían delante de ellos. Louis sabía que Harry podría encontrarlo un poco exagerado, pero Louis todavía se sentía nervioso y seguía preguntándose si había tomado la decisión correcta después de todo al arriesgar la seguridad de Harry de esta manera.

- Lo sé, lo siento. -Louis dijo.

Harry solo sonrió y se inclinó para presionar un dulce beso en sus labios antes de volverse a mirar por la ventana, con una sonrisa contenta decorando su rostro. Eventualmente, Louis de alguna manera se relajó, aunque aún mantuvo los ojos bien abiertos y sus armas listas en caso de amenazas o peligros que pudieran surgir en su camino.

Después de casi media hora, finalmente llegaron a su destino. Louis salió del coche primero y corrió al lado de Harry, abriéndole la puerta como el caballero que era. Harry saltó del coche con una sonrisa tonta en su rostro, y Louis no pudo evitar besar esos labios hermosos.

- ¿Estás listo? -preguntó Louis, enredando sus dedos con los de Harry.

Harry se mordió el labio inferior y asintió, sus rizos rebotando.

- Sí. Vamos.

Harry nunca había estado en un cementerio antes, pero estaba agradecido de que Louis estuviera a su lado en este momento, con sus cálidos y reconfortantes brazos alrededor de los suyos. Pasaron junto a filas de lápidas grises, algunas con jarrones de flores frescas o marchitas, mientras que otras simplemente estaban vacías, como si no hubieran sido visitadas en años. A Harry le dolió el corazón ante la idea de eso, pero apartó sus pensamientos, en cambio, miró hacia adelante y buscó un nombre en particular.

Emily había sido la que le dijo a Harry dónde podía encontrar el lugar donde había sido enterrada su madre, y tan pronto como se enteró, insistió a Louis sin parar para que fueran allí.

Mientras caminaban, Louis le apretó la mano para consolarlo, lo que solo hizo que Harry siguiera adelante. Finalmente, se detuvieron frente a una gran lápida que se veía muy bien cuidada y limpia. Harry miró por encima del hombro para encontrar a varios guardias parados a una buena distancia para protegerlos. Louis le dio una sonrisa tranquilizadora y le hizo señas hacia la lápida. Asintiendo nervioso, Harry soltó su mano y se agachó frente a la piedra donde estaba grabado el nombre de Anne.

- Hola mamá. -empezó un poco torpemente, moviendo sus pulgares.- Soy yo. Harry. Yo solo... siento no haberte visitado nunca antes. No tengo ninguna excusa para eso, de verdad. Emily me contó todo sobre ti. Ustedes eran grandes amigas, aparentemente.