A Howl In The Night [L.S]

Capítulo 39

Cuando Harry dijo que podía hacerlo, podía hacerlo.

Era como si estuviera tratando de probarse a sí mismo ante todos, de probar que Benedict estaba equivocado. Iba a crear esta cura con la ayuda de Emily, y salvarían miles de vidas. Y nada, ni siquiera el comportamiento inusual de Louis podría impedirlo.

De acuerdo, tal vez Harry habló con Perrie durante una buena hora sobre lo que estaba pasando y lo preocupado que estaba por los arrebatos de Louis, tal vez incluso derramando algunas lágrimas. Pero eso fue todo. No fue un impedimento.

Harry estaba actualmente sentado en el piso de madera de la cabaña, rodeado de numerosos tallos, pétalos y hojas de plantas. Perrie estaba justo a su lado, negándose a dejarlo incluso después de haberle atendido el esguince de tobillo. Ella era una verdadera ángel.

Emily todavía estaba ocupada de pie sobre el caldero, los ojos revoloteando entre el diario de Harry y sus ingredientes dispuestos sobre la mesa de madera. Harry nunca lo diría en voz alta, pero estaba nervioso. Teóricamente, su cura funcionó. Estaba respaldada por páginas de investigación y noches de insomnio, Harry había revisado cada componente de la planta, había calculado las medidas exactas de cada líquido que estarían usando, incluido el propio veneno de las bestias. No solo le había pedido a Emily que lo criticara y diera sugerencias, sino que Emily también le había pedido a varios otros curanderos que lo investigaran. Aunque esos curanderos lo vieron como nada más que teórico ya que los ingredientes definitivamente eran casi imposibles de encontrar, aún así lo validaron y dijeron que podría ser posible.

Podrían. Por supuesto, siempre había una posibilidad de fracaso. Pero Harry no estaba preparado para eso. No quería que esto fallara. Había estado trabajando en ello durante meses, sacrificando su sueño y tiempo con Louis para trabajar en ello. Simplemente tenía que funcionar.

- ¿Estás bien allí? -Perrie dijo, pinchando su costado.

Harry se encogió de hombros.

- Um. Estoy bien.

- Está bien estar nervioso, ¿sabes? -Perrie dijo con indiferencia.

Harry entrecerró los ojos hacia ella.

- ¿Lees las mentes?

Perrie resopló.

- No, genio. Soy buena leyendo lenguaje corporal.

Harry suspiró.

- Touché.

La puerta se abrió, y luego Louis entró lentamente, sus pasos hacia ellos eran bastante vacilantes. Harry lo observó atentamente, pero parecía que había tenido suficiente tiempo para calmarse.

Perrie gimió.

- Tú novio ha vuelto. Me voy.

Harry le sonrió, a lo que ella respondió con un dulce beso en la mejilla. Sin embargo, mientras pasaba junto a Louis, Harry no se sorprendió de que ella le mirara mal antes de finalmente salir de la cabaña.

Louis pronto estuvo sentado donde antes estaba sentada Perrie con una sonrisa renuente en su rostro. Harry se ocupó con las hojas.

- Da bastante miedo, -murmuró Louis.- pero al menos es una buena amiga para ti.

Harry comenzó a agrupar las hojas, deslizándolas en frascos.

- Lo es.

Casi dejó caer el frasco cuando Louis agarró suavemente su muñeca, tirando de la manga del suéter hacia arriba para revelar un moretón con la forma de los dedos de Louis. Louis retiró su mano de él, frotándose la cara.