Con pestañas revoloteando, Harry miró alrededor de la habitación en la que se encontraba. Estaba en una pequeña habitación cuadrada con paredes de ladrillo y una sola ventana que daba al bosque. Aparte de la cama en la que estaba había una mesa y una silla de madera a juego, la habitación estaba vacía. Se podía ver una puerta alta de metal justo en frente de su cama.
Podía sentir el sudor corriendo por su frente y cuello, cada parte de él hormigueando y ardiendo. Su garganta se sentía seca y sus extremidades estaban adoloridas y pesadas. Le dolía pensar, le dolía moverse, le dolía hacer cualquier cosa que solo quería llorar de desesperación.
Débilmente, Harry levantó la mano para secarse el sudor, pero luego se escuchó el sonido de metal chocando contra metal. Lo intentó de nuevo y pronto se dio cuenta de que sus manos estaban esposadas a un lado de la cama. El pánico lo invadió por completo, lo que lo hizo retorcerse y agitarse en la cama, tirando tan fuerte como pudo con la esperanza de liberarse. Su corazón latía con fuerza y un nuevo conjunto de lágrimas corría ahora por sus mejillas rojizas.
- ¡Dejadme ir! -Harry lloró histéricamente, la habitación giraba a su alrededor mientras movía todo su cuerpo y sacudía la cama.- ¡Por favor!
No podía recordar cómo había llegado allí, mucho menos por qué estaba esposado en lo que parecía una celda. Todo lo que sabía era que se estaba sintiendo lo peor que había sentido en toda su vida. Se sentía como si estuviera siendo quemado desde dentro hacia fuera, el cuerpo frágil pero lleno de tanta energía al mismo tiempo. Ni siquiera podía recordar dónde había estado por última vez.
- Oye, cálmate Haz. Estoy aquí.
La voz familiar resonó en la habitación, lo que hizo que se calmara de inmediato. Miró frenéticamente alrededor de la habitación, las lágrimas comenzaron a brotar nuevamente cuando no pudo encontrar el origen de la voz.
- ¡Louis! ¿Dónde estás? -Harry gritó, sintiéndose absolutamente petrificado.
- Estoy aquí, te estoy viendo. Lo siento, no puedo entrar. -su voz sonaba como si saliera de un altavoz.
- ¿Por qué? Tienes que quitarme las esposas, ¿qué es esto? -Harry dijo, el labio inferior temblando.
- Haz, escúchame. Estás experimentando un cierto cambio. Te estás presentando. Solo recuerda todo lo que nos han enseñado sobre ese momento, y estarás bien. Tienes que estar tranquilo y...
- ¿Por qué no puedes estar aquí conmigo? ¡Entra! -Harry lo interrumpió, tirando con fuerza de sus manos esposadas.- ¡Quiero verte! Tengo miedo, por favor.
Hubo una pausa, y luego.
- No es recomendable que un Alfa esté en la misma habitación que uno que se está presentando. Nuestros lobos no lo apreciarían. Especialmente el tuyo.
- ¡Por favor! -Harry sollozaba cuando las esposas cortaban más profundamente su piel después de cada fuerte tirón.- ¡Louis!
Auera de su celda en una habitación separada, Louis estaba conteniendo las lágrimas. Estaba mirando a Harry a través del monitor, con el pecho apretado mientras escuchaba sus súplicas y lo veía sufrir. Tenía que recordarse a sí mismo que tenía que ser más fuerte que esto porque Harry lo necesitaba. No podía permitirse ser débil ni por un momento.
- ¿Qué hacemos? Está entrando en pánico. -Zayn dijo preocupado a su lado, los ojos fijos en la misma pantalla.
- Necesita un maniquí, -dijo Liam,- es lo que usa todos los Alfas. Su lobo no se dará cuenta de la diferencia entre un maniquí y alguien real.
- Sí, estamos trabajando en eso. Niall traerá uno. -dijo Louis, con los ojos todavía pegados en la figura de Harry.
Harry continuó gritando y moviéndose, sacudiendo toda la cama. Todavía estaba rogando y suplicando que dejaran entrar a alguien. El corazón de Louis se sentía más y más pesado después de cada sollozo y gemido proveniente del niño.
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A Howl In The Night [L.S]
Fiksi PenggemarHan sido entrenados para convertirse en los Alfas protectores de su ciudad, con la tarea de luchar contra bestias inimaginables y poner sus días en riego todos los días. Louis es un hábil guerrero y dedica su vida a la protección de los demás, junto...