Capitulo 14:

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Daerys.

—Contesta Harry.—le suplique desesperada—¿Aemond lo sabe?.

—¿Por qué te importa que el lo sepa?.—cuestiona de manera hostil.

—Solo dime por favor.

—Responde primero mi pregunta.—espeta a la defensiva.—¿Qué pasa entre el y tu?.

—Lo ama imbécil.— interrumpió Namerys tomándolo del brazo bruscamente —Así que deja tus malditos celos, y responde la puta pregunta.

—¿Estás enamorada de Aemond?.—pregunto incrédulo.

—Solo responde, por favor.—estaba al borde del colapso, Harry suspiro y negó con la cabeza.

—No, no lo sabe. Se ha prohibido comentar algo al respecto, ahora ya comprendo el porque.—responde tomándose el puente de la nariz—No permanece mucho tiempo en Desembarco. Otto lo mantiene ocupado con encargos reales.

Me tire nuevamente a la cama, no tenía ánimos de nada, solo quería llorar aunque eso no arreglaría nada.

—Entonces, ¿Tu y Aemond?—inquiere Harry en busca de información, solo puedo darle una mala cara—Bueno, mejor me callo.

—El y yo nada Harry, fuimos algo que nunca debió pasar. Y así se va a quedar.

Harry se acercó a mi y tomo mi mano con cuidado de forma reconfortante, era como un hermano más para mí. Alguna vez mostró interés en mi, pero le dejé claro que siempre lo vería como un amigo y así se ha mantenido, siempre a mi lado para apoyarme.

—Aunque no me agrada la idea de tu boda, te voy apoyar en todo, y si decides escapar con gusto te ayudaré.

—Que bonito, que gran guardia y protector, si así fueras con todas.—comento con ironía  Namerys.

—A ella si la quiero, a ti no.—replico  Harry con simpleza, ofreciéndome una sonrisa.

Namerys tomo un cojín y lo golpeó en la cabeza, a pesar de que mis días estaban contados. Me hacía feliz tenerlos a mi lado, aunque eran insoportables y a veces quería matarlos, los amaba.

(…)

Los días transcurrieron lentos y amargos, parecía que los dioses querían recordarme que mi vida era miserable.

Aunque la boda se haría en desembarco, tenía pendientes que resolver aquí en Dragonstone, mi madre había ordenado confeccionar un vestido para la boda, que estaba en puerta. Un día, mañana sería la esposa de Rickard y le diría adiós para siempre a Aemond.

Tenía entendido que Cregan y Rickard vendrían aquí hoy, querían asegurarse que todo siguiera en pie, la alianza y la boda.

Namerys me hacía compañía mientras el sastre real tomaba mis últimas medidas, le ordene que hiciera lo que quisiera con el vestido, no me interesaba.

—Quita esa cara, será tu boda, no un funeral.—dice Namerys, observando algunas telas en la mesa.

Me observo frente al espejo, mi semblante no denotaba ni una pizca de alegría. Mi destino ya estaba sellado.

Un guardia se adentro a la habitación del sastre, captando la atención de Namerys y mía.
—Mi princesa, lady Namerys.—saludo con una leve reverencia—Se solicita su presencia ante lord Cregan Stark y su hijo, en el salón principal.

<<Ya habían llegado>>. Mi amiga tomo mi mano con fuerza, las palabras se encontraban diluidas en mi garganta, Namerys lo noto y hablo por mí.

—La princesa, irá en un momento, gracias.

El hombre salió de la habitación, también el sastre se había marchado a petición de Namerys, me aferre a ella con fuerza.

Fuego de Dragones. [Aemond Targaryen].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora