Capitulo 18:

3K 226 10
                                    

*Dragonstone*

Daerys.

Aemond era todo un obstinado, que estuviéramos a punto de llegar a mi hogar lo confirmaba, a pesar de objetar y decirle que no quería, me trajo arrastres.

No podía ni siquiera considerar que se le ocurriera nada mas y nada menos que irse a meter a la casa de Daemon, cuando todo el puto reino nos debe estar buscando y ni hablar de los Stark que ya deben haber escogido una soga para colgarme.

Pero como el es tuerto y cabalga al dragón las grande del mundo, no se le puede refutar nada, porque quisiera o no me iba a amarrar y subirme a Vhagar sin importar cuanta resistencia opusiera.

Mi conocido hogar se mostraba al frente, se me hacia un nudo en el estómago verlo al frente, sentia que había, de alguna manera defraudado a mi familia. Pero en mi defensa fui un veinte porciento de un cien, obligada.

«si, claro»

—Aun estas a tiempo de decirle a Vhagar que se de vuelta y volvemos a la cabaña—digo en busca de convencerlo de volver.

—No insistas, no regresaremos.—replica tajante— Es tu hogar ¿A que le temes tanto?.

—¿Sabes quien es mí papá?.—alego irónica—Es mi hogar, pero si Daemon esta ahí con Caraxes nos van hacer carnitas a los dos, Aemond. Ya te lo dije una vez, somos fuego pero no quiero morir chamuscada.

Aemond suelta un carcajada, no me toma enserio.

—Si he de morir, no hay mejor persona con quien pasar la eternidad que no seas tu.

—Si mi amor, pero yo no quiero pasar mi vida en el infierno.—replico, a pesar de su dulce comentario.—Que es a donde iremos de tantas cosas que hemos hecho.

Aemond no dice nada, me observa con disimulo ocultando su diversión ante mi nerviosismos.

—No me mires así.—regaño apuntándolo con el dedo—Te tiraría de Vhagar y huiría, sino estuviera segura que tu dragona toxica me comería al instante.

Era cierto la dragona lo celaba mas que yo, su conexión era tan fuerte como la mía y la de Aerryx, mi dulce dragona dorada.

Aemond me ignoro el poco tramo que faltaba antes de llegar al castillo, seguí insistiendo y no me calle hasta que llegamos.

Ayudo a bajarme y me quede observando la imponente fortaleza en frente de nosotros, mi hogar.

No habían dragones sobrevolando el lugar,  probablemente seguían en King’s Landing aguardando mi regreso.

Dos guardias salieron a recibirnos. Aemond se poso a mi lado.

—Princesa.—Musito uno de ellos antes de hacer una reverencia—No teníamos información de que vendría. Su padre ha estado preguntando por usted.

—Si lo se, he hablado ya con el.—miento, tampoco era como si nunca volvería a mostrar mi rostro por el reino.—Por ahora Aemond es mi invitado, me acompañara hoy aquí.

Ambos hombres nos escoltan hasta la entrada del castillo. Aemond permaneció en silencio sin mostrar ninguna expresión observando el lugar.

Que yo recuerde jamás había venido a visitarnos, y justo ahora en nuestra situación quería hacerlo. Reverendo imbécil.

Una sirvienta entro al salón del lugar.

—Mi princesa, ¿Preparo un baño para usted?—ofrece tomando la capa que traía encima, se fijo en mi atuendo un poco confundida, la ropa que traía era de Aemond. El la miro durante unos  minutos y ella bajo la mirada apenada.—Su habitación esta justo como la dejo.

Fuego de Dragones. [Aemond Targaryen].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora