Capitulo 28:

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Aemond.

La voz de mi madre a través de la puerta me hace levantar la cabeza con hastió de la cama, el lugar a mi lado yace vacío y frío.

Odio que se marche, odio no poder permanecer mas de dos o tres dias junto a ella.

-¡Aemond necesitamos hablar!-exige la reina dese el otro lado de la puerta.

-Daerys se ha ido no quiero oír ni un solo comentario sobre lo sucedido.-espeto con la cara contra el colchón.

La puerta se abre tras un resonar de llaves, y la querida reina se abre paso con su cara de reproche habitual.

-¡Pudo matarte Aemond!.-grita dando un portazo, ya estoy harto de oír lo mismo.-Mira tu brazo.-madre se acerca a mi tomándolo.

-Pero no lo hizo. -expreso soltándome de su agarre-No me interesa lo que digas. Me voy a casar con ella.

-Estuvo a punto de hacerlo.-dice frustrada.-¿Tan obsesionado estas? ¿O es que estas tan ciego para no ver la realidad?

-Estaba enojada.

-Y aun así la justificas-anuncia indignada-Un día de estos te asesinara.

-Si vienes a querer convencerme cambiar de opinión te digo que no.-asevero mirándola con cautela-Me voy a casar con Daerys.

-Aegon..-murmura como si eso fuera hacerme cambiar de opinión.

Ya estoy harto de estas conversaciones.

-Aegon preferiría castrarse antes que ser rey.-escupo antes de ser abrir la puerta. Madre me toma del hombro desesperada.-Y tu ni la mano son capaces de aceptarlo.

-Nosotros somos tu familia Aemond.-dice y sus ojos suplicantes me observan en busca de una respuesta que le de tranquilidad. Pero no soy capaz de decir nada.

No quiero dejar a Daerys, pero tampoco puedo dejar desprotegida a mi familia, todo se va a joder cuando el rey muera y madre lo sabe, y si puedo mantener a Daerys conmigo cuando eso suceda no me importara hacer lo que sea necesario.

Abro la puerta dejando a madre en la habitación, el simple hecho de que esta absurda disputa de interese nos afecte, me cala la cabeza.

Bajo las escaleras hasta el salón donde Aegon esta tirado en un sillón, y Healaena permanece a su lado, paso por su lado predispuesto a ir a fuera a entrenar, pero la suave voz de Healaena me detiene.

-Aemond.-llama y me giro a verle.

-Si quieres decirme lo mismo que mi madre, de unas vez te advierto que no me interesa.-sentencio y Healaena da un suspiro cansado antes de caminar hacia mi con pasos cuidadosos.

-Si te lo ha dicho es porque es cierto -recrimina seria.-Ella no es para ti.

-¿Y dime quien es buena Healaena?.

-¿Esperas a morir para darte cuenta que no te hace bien?-cuestiona observándome con el ceño fruncido.

-Ella me hace mejor que todos ustedes juntos.-espeto a regañadientes -Si reacciono así fue porque la molestaste, ¿Que le has dicho?.

-¿Por que tendría que decirle algo?-inquiere ofendida-Es una loca sanguinaria y tu eres el único que no se da cuenta.

Intento darme la vuelta e irme, para no lastimarla o decir algo hiriente que pueda afectarla. Pero su mano se engancha en mi brazo, no pretendo discutir con ella y que haga estas cosas lo vuelve mas difícil.

-Healaena déjalo.-la voz de Aegon se alza mientras se levanta hacia ella, pero Healaena lo ignora centrándose en mi

-¿En serio vas casarte con ella?-pregunta con amargura zarandeando mi brazo.

Fuego de Dragones. [Aemond Targaryen].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora