Capitulo 35:

1.1K 106 96
                                    

Daerys

—Debes dejar que el maestre te revise—la suave voz de Namerys, me despierta mientras me remueve entre las sábanas .

No se cuando me dormí, ni mucho menos quien entro y limpio las cosas rotas en el suelo, pero los ojos los tenia hinchados y la garganta seca mientras apenas la luz tenue de la mañana empezaba adentrarse por las ventanas.

—Aun no.

Namerys no se aparto de ni lado, me sostuvo entre sus brazos, mientras me desmoronaba, tire un montón de cosas al suelo que hicieron pedazos y ella nos me aparto por las que le pidiera que se fuera, se quedo a mi lado, me trajo un te y nunca me dejó sola..

Me quede en la misma posición toda la noche hecha un ovillo en la cama apegando mis piernas contra mi pecho envolviendo mis manos al rededor de mi vientre .

Yo nunca había sentido miedo, no temía a enfrentarme a hombres con espadas, ni sumergirme en filas de batalla con hombres del doble de mi tamaño, ninguna amenaza y ningún cuchillo a mi cuello me hizo temblar las rodillas, pero ahora…
Me sentía frágil y vulnerable, lo odiaba, si era vulnerable era débil y si era débil las personas podían dañarme podían dañar lo que llevaba dentro y no quería que le pasara nada

—En algún momento hacerlo Dae, es por tu bien, por el bien de el.

—Tengo miedo.—confieso en un hilo de voz.—Tengo miedo que le haya pasado algo.

—Se que te asusta ser madre pero eres bien las persona proteges y cuidas a los tuyos y lo harás con el.

—¿Buena?—increpo agobiaba— No se cuanto tiempo llevo con esto dentro de mi, y me he enfrenado a golpe, me han lastimado, ¿Y si le paso algo por mi culpa? Por mi ignorancia no soy buena Nerys.

—No es tu culpa, no lo sabias.—me asegura y sus palabras no aminoran lo que siento.— y siempre has llevado armadura, no te tortures por favor y solo ve con el maestre.

Negué frenéticamente hundiendo mis dedos en mi cabello desesperada, no lo no soportaría oír que algo iba mal por mi mera culpa. Y Namerys no lo entendía.

—Dae yo...

Sus palabras se acallaron en el momento que alguien azoto la puerta contra la pared y el rostro consternado de Rickard se encontró con mis ojos, no dudo en acercarse a mi. Me arrastre hasta el borde de la cama recibiendo sus brazos y cuando me cubren no puedo evitar apegar mi rostro en su pecho hundiendo mi cara en su camisa.

Tiene cortes y rasguño pero no dice nada, y solo siento sus manos apretándome con la misma fuerza, haciéndome sentir segura, algo que no sentía hace mucho.

—¿Que paso?. —inquiere y en mi garganta se hace nudo.—¿Estas bien?.

Asentí sin saber como responder, no encontraba las palabras ni por donde empezar.

—Myr es tuya.—me dice Rickard soltándome.—Retiraron sus tropas y nos dejaron adentrarnos, lo has conseguido, la triarquia se ha reiterado a Tyrosh. Te han jurado lealtad.

La noticia me deja quieta y muda entre sus brazos mientras sus manos acarician mi cabello, no se como sentirme, es algo agridulce saber que la guerra por la que luchaba ahora terminaba, justo cuando sabia de la existencia del pequeño dentro de mi.

Fuego de Dragones. [Aemond Targaryen].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora