Fuego de Dragones. [Aemond Targaryen].

Capitulo 09:

Daerys.

Hace dos días no veía a Aemond, después de prometer hacer lo que me pida había desaparecido dejándome sola y con dudas, no había visto ni su sombra en el castillo.

—Ataca Luke, no huyas te harán caer del caballo sino tienes precisión.—bramo Harry del otro lado de la justa.

—¿Qué importa? Igual me matarán, soy un cobarde no puedo con esto.—replico frustrado, hace tres días que Harry lo estaba entrenando y no veía ninguna mejora.

Si Ser Harwin estuviera aquí lo tiraría el mismo del caballo para que cerrará la boca y se concentrará.

—Si sigues con esa actitud definitivamente lo harán.—me dirigí a dónde estaba, estaba cansado.

Odiaba verle así, pero me molestaba que no confiara en el y se creyera un cobarde, aunque yo hiciera lo que fuera por protegerlo debía aprender a defenderse.

—¿Hablaste con Aemond?—sus ojos eran suplicantes estaba desesperado.

S relación con Aemond no era amigable había mucha tensión, tenía de verdad miedo. En el fondo yo también sentía miedo, no sabía que tan lejos podía ir Aemond, era cruel y frío nunca sabría lo que haría.

—Si, aunque el aceptará retirarse eso no significa nada Lucerys.—mi tono era frío y severo, debía obligarlo a hacerle frente a los problemas y buscar su valor—Con el o sin el, participaras en el torneo y dejaras nuestro apellido en alto.

—Yo no puedo Daerys, aunque lo intente fracasare, ¿Bien? No soy como tu.—soltó en un hilo de voz, tome su rostro en mis manos..

—Cuando empieces a creer en ti mismo, notarás la diferencia—clave mis ojos en los suyos— ya sabes lo que tienes que hacer, deja que todo fluya y se fuerte y valiente como a Harwin le hubiese gustado.

El solo asintió reprimiendo sus lágrimas, deje un beso en su sien antes de marcharme, ya tenía que irme, el castillo estaba hecho un lío con personas yendo y viniendo, Alicent había tomado la molestia de invitar a los lores de poniente, no me gustaba para nada

—¿Por qué tan contrariada?, ¿me extrañabas?.—

Aemond apareció al frente, jugueteando con una daga entre sus dedos

—Oh no sabes lo que le pedí a los dioses por ver tu hermoso rostro—comente sarcástica, estaba molesta siempre desaparecía sin decir nada.

—Vine a cobrarme lo que me prometiste.

—No te daré nada tu tiempo se acabó.—Aemond entrecerró sus ojos.

—Me importa una mierda, las condiciones las pongo yo.—camino hacia mi con determinación por inercia retrocedí.

—Ni se te ocurra—brame al comprender sus intenciones.

—Tarde.—Aemond se apresuró a mí tirando de mi brazo cargando me en su hombro.

Me tenía con la cabeza colgando a su espalda, mientras sujetaba mis piernas evitando que me retorciera o escapara, Aemond no tenía ningún decoro, hacia lo que se le venía en gana.

—¡Bájame ya!.—exigí golpeando su espalda, en tanto el comenzaba a caminar bajo la vista de los guardias presente.

Por supuesto ellos no harían nada, seguía removiéndome en el agarre de Aemond, era fuerte y alto, yo era tan pequeña que no me sorprendía que me hubiese atrapado tan fácil, pero no me iba a rendir.

—Si lo encuentran muerto, no me voy a dudar en decir que, fui yo la causante de muerte.—Grite a las personas que observaban— Y ustedes serán los siguientes.