Capitulo 33: Parte 1

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Daerys.

«Hazlos pagar.»
«Sin perdón y sin piedad.»

Esas eran las palabras que recorrían mi cabeza a medida que el dragón descendía con ferocidad, escupiendo fuego sobre los hombres enemigos.

Las alas de Aerryx se desplegaron cubriendo a los soldado con su sombra mientras el fuego le envolvía a los cuerpos, quemando su piel fundiéndola con sus armaduras, dejando nada a su paso.

El alzar de las espadas de los hombres Stark y Velaryon no se hizo esperar al reconocer al dragón sobre ellos. Mientras mi estandarte se unía a ellos quebrando sus fuerzas..

Sobrevolé encima de ellos protegiéndolos, mientras el fuego hacia de la suyas, quemando todo.

Abajo la lucha era atroz una sanguinaria escena, de cuerpos cayendo a causa de las espadas de los batallones de corlys quienes se disputaban una victoria intacta, el fuego volvió a refulgir de la garganta de Aerryx a medida que mi Dracarys, salía con estruendo de mi garganta.

Sus patas aterrizaron sobre la tierra y no dude en bajar de un saldo sumergiéndome en la guerra, abriéndome paso entre mis hombres.

Mi espada atravesaba cuerpos una y otra vez, a medida que avanzaba, golpes y arremetidas dadas y recibidas me hacia moverme entre los hombres con tráqueas cortadas y cuerpos apuñalados, con mi espada o mi daga. Aerryx me seguía imponente sobrevolando inquieta de un lado a otro observando y resoplando con cualquiera intentaba acercarse.

No supe bien en que momento me vi sumergida, codo a codo con mis hombres derribando al enemigo, las filas de la triarquia poco a poco iban cediendo mientras nos alzábamos sobre ellos.

Un hombre se acerco a mi dispuesto a clavarme un daga en mi cuello, su arremetida me tiro al suelo, cortando mi brazo, pero era un hombre despejes de todo, se percato de que no era un soldado mas y sus manos me rodearon el cuerpo en busca de ultrajarme. Tome mi daga y la clave en un costado, junto a una patada entre sus piernas, uno los hombres capaz roja se aseguro que estuviera bien pero lo único que recibió de mi parte fue una reprimenda, sabia cuidarme sola.Los cortes y los golpes en mi cuerpo no me incomodaban, solo me daban arranque para arremeter con furia.

Mis ojos se toparon con la melena oscura de Rickard y el blasón de lobo en su pecho, me dio tranquilada tanto como enojo al recordar que me había mentido, camine hasta el y sus mirada incrédula se topo conmigo, se giro a encararme mientras esbozaba una sonrisa que desapareció tan pronto mi puño se estrello en su mandíbula, que le hizo dar dos pasos atrás, y volví a tomarlo del  hombro atestándole un rodillazo en el abdomen el golpe lo hizo doblarse, sus hombres me observaron confundidos pero no me detuvieron, siguieron al frente luchando.

Tome mi espada y la impulse hacia delante su cuerpo seguía encorvado y yo estaba enojada, la espada atravesó su costado y una mirada aterradora cruzo su rostro cuando saque la espada llena de sangre frente a el, tres de sus hombres me apuntaron con sus espadas mientras Rickard se enderezaba dejando caer el cadáver de su espalda, palmeo su costado confundido buscando índices de una herida, que no encontró.
Sus ojos y los del resto recayeron en el hombre muerto en el suelo con una daga en la mano.

—De nada.—le dije dándome media vuelta a medida que los hombres volvían a lo suyo consternados.

—Gracias por salvarme.—sus voz me detuvo y observe como se limpiaba la sangre del rostro.

—En realidad iba por tu cabeza.—ironice limpiando la espada.—El se atravesó.

—Mis agradecimientos gran señor.—se mofo pateado el cadáver.

—Vuelve hacerme a un lado y tu tomaras su lugar.—Rickard soltó un suspiro pesado antes de acercarse a mi.

—No me culpes por querer protegerte.

Fuego de Dragones. [Aemond Targaryen].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora