Ꮺ ָ࣪ capítulo 23 𓂃

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Irene ayudaba a Jaemin a cargar a los bebés, le pasaba uno por uno para que los conociera y por supuesto, le diera su merecido besito a cada uno.

Jae miró a sus amigos y a su novio con los ojos llorosos, en parte por la felicidad de tener a sus pequeños con él, pero también por desesperación de no saber dónde estaba su hermano. 

–Dottori... Dime que sabes dónde está mi hermano. – Pidió mordiendo sus labios y abrazando más al pequeño que vestía de gris.  

–Amor. He intentado llamarlo, pero no me responde. – Dijo con pena y vergüenza. –Lo siento mucho. Entre tu enfermedad, los bebés y las averiguaciones con la policía para encontrar al responsable de todo... Lo descuidé por completo.  

Na asintió comprensivo, molesto sí, pero entendía que Jeno no tenía ninguna responsabilidad sobre él, por lo que no podía exigirle cuidar de su hermano.   

–Yo iré a buscarlo. – Dijo entregando su bebé a Irene e intentando levantarse.   

–No, no, no. No te nuevas, bebé. – Jeno se apresuró a detenerlo. –Acabas de despertar, no te puedes mover.

–¿¡Y qué quieres que haga!? Mi hermano está desaparecido. – Desperado intentaba quitarse las manos del pelinegro de encima. –Podría estar por ahí en peligro y yo aquí acostado como un inútil. 

–No eres un inútil, y estoy seguro de que él está bien. – Tenía toda su fe en que sus palabras fueran ciertas o si no estarían en graves problemas.   

Sus amigos solo intercambiaban miradas y guardaban silencio. Estuvieron juzgando a Jeno e incluso algunos lo culparon, pero ellos también le fallaron a Jaemin, sabían lo mucho que quería a Jeongin y no se preocuparon por él, aun cuando eran conscientes de lo solo que estaba.   

–Perdón. – Haechan fue el primero en hablar, dejó a Woobin en los brazos de Mark para acercarse a su amigo.  

–Realmente lo sentimos. No cuidamos de tu hermano. – Dijo Chenle con la miraba en el suelo.   

Jaemin miró a cada uno y asintió. Cerró sus ojos, pues un fuerte dolor de cabeza lo había tomado por sorpresa ocasionando que frunciera su ceño, llamando la atención de los presentes.   

–¿Que sucede, Nana? – Preguntó Irene cargando a un inquieto Hyeongjun que no dejaba de removerse, necesitaba el calor de su mami.   

–Me duele mucho la cabeza.   

Como si las enfermeras se anticiparan a todo, entró un par, tenían la misión de hacer que los familiares se retiraran y pudieran dejar descansar al paciente, pero al notar la migraña que lo atacaba, buscaron la solución más rápida y eficaz.   

–Buenos días. El señor Na necesita descansar y no parece sentirse bien. – Habló una pelinegra que iba a revisar la presión del rubio.   

Al comprender la indirecta, salieron en silencio. Jisung y Renjun ayudaron a Jeno con dos de los trillizos mientras Irene llevaba al último de los tres. Jeno se quedó al final para hablar con Jaemin.  

–Amor. – El rubio lo miró aun con sus ojitos cristalinos. –Voy a encontrar a tu hermanito y lo traeré hasta aquí. Lo más probable es que esté con el hijo de Jinyoung.

–Por favor. Ya quiero estar en casa contigo, Jeongin y nuestros hijos. – Dijo derramando las primeras lágrimas que terminaron por romper el corazón del mayor.  

–Descansa, conejito. Nos iremos pronto y podrás estar todo el tiempo que quieres con nosotros. – Animó sonriendo, con esa hermosa sonrisa que aceleraba el corazón de Jaemin.   

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