PRINCESA GUERRERA [Libro 1]

CAPITULO 27: Una llama de fuego

Susana se encontraba en el gran cañón, era de noche y hacía mucho frío, podía sentir cada parte de su cuerpo, en tensión y en alerta. Miro a su alrededor, se encontraba sola, sin Tony o Rosalinda que la acompañen en este momento; eso no le asusta, estar sola en un lugar que le produce malos recuerdos, aquí es dónde casi muere, pero siente que este lugar ha sido siempre un sitió de muerte. Miro el cielo, esté se veía gris, casi nublado, las nubes tapando el sol y sintiendo como se lo pone la piel chinita; Susana trago saliva y cerró sus ojos, respirando profundo, mientras canaliza su energía.

Sus manos se abrieron y salieron dos bolas de fuego, ella abrió sus ojos, que se tornaron naranjas y pronto sintió como la temperatura subía. Fue cuando se dio cuenta, que todo estaba en llamas, a su alrededor el fuego la estaba acechando como un animal lo hace. Ella trato de controlar el fuego, pero eso empeoro las cosas, "No" se dijo así misma, entrando en pánico.

-Susana - una voz le susurro al oído y ella se volteó pero no había nadie.

Cuando miro hacía enfrente, noto que el fuego se quitó, alumbrada con la luna sangrienta.

Susana abrió sus ojos, noto que todavía era de noche y lo único que alumbraba en ese momento, era la luz de la luna. Se sentó en la cama, se talló su rostro con su mano derecha y miro a su alrededor; antes cuando tenía una pesadilla, su cuarto era un desorden, ahora, ha controlado esa parte de sus poderes, controlando un poco más sus sueños. Pero este sueño, es diferente al resto, no era una pesadilla (al menos no lo considera una como tal) sino más bien como un deja vu o algo nuevo, quizás sea una premonición.

Estos días, se ha acostumbrado a estar sola en la casa de su madre, a la soledad que la rodea. Sí bien, al principio se sentía como una tortura, ha intentado avanzar por su cuenta, ya que es muy seguro que su madre quisiera que fuera feliz, aunque ella no estuviese. Ha intentado con todas sus fuerzas controlar su ira y su enojo (debe esforzarse más en eso), está consciente que ahora la gente no la ve igual, como antes, pero hará todo lo posible para que no la vean como un monstruo, aunque cuando se mira al espejo, ve uno y se odia por eso.

Se levantó de la cama y fue a la cocina a servirse algo de agua, bebió un poco y luego tomo su capucha, salió y fue a ver a Tony. Camino, llegando a su puerta, toco un par de veces, hasta que el castaño le abrió, -Hola - la dejo pasar y ella entro.

-Lamento haberte despertado - tomo asiento, sin quitarse la capucha.

Tony asintió, viendo que estaba en pijama, fue a buscar un pantalón, ya que se le notaba su bulto en su pantalón de dormir. La cazadora se desconcertó ante que su ex novio se cambiará de ropa, cuando ella ha visto esa cosa varias veces, no es como sí le fuera a sorprender. Cuando Tony se cambió por un pantalón de cuero, tomo asiento, -Sabes, te he visto en paños menores - comento al respecto.

Tony se ruborizo, -Bueno... me sentí incomodo con esos trapos que tenía - menciono, algo nervioso.

Susana se río, realmente lo extraña, no planea decírselo, -Claro - sonrió con ironía, -En realidad vine porque... he tenido sueños raros, los últimos días - comento.

Ahora el cazador le prestó atención, -¿Pesadillas? - fue lo primero que se lo ocurrió, pero tiene sentido.

-Al principio sí, ahora son diferentes, como premoniciones, no sé cómo explicarlo.

-Tengo entendido que Adriana tenía sueños, ¿No?, tal vez tú los tengas.

-No creo, no me parezco a ella.

Sigue sin admitir que es hija de una de las brujas más poderosas, todavía le cuesta aceptar eso, puede que en el fondo, en algún tiempo de su vida, la odio por abandonarla, ahora... no sabe que sentir al respecto, con el tema de su madre biológica. No tiene muchos recuerdos de Adriana, de cómo era realmente, para ella es como una persona que sí conoció, pero con el paso del tiempo, ese recuerdo se hizo vago y por más que intente recordar su rostro, es muy difícil recordarla como solía hacerlo o al menos lo intentó.