CAPITULO 50: Nuevos recuerdos.

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Rosalinda fue a visitar a sus amigos, en especial a Tony, ya que, desde que estuvo encerrada en esa celda, se ha dado cuenta, que no puede dejar de pensar en él.

Las cosas han estado bien, ha pasado un mes y siente que las cosas están mejorando, bastante. Ella ha ayudado a su madre con el reino, la verdad es que no ha sido fácil encargarse de todo, pero no se le está haciendo complicado. Incluso, el consejo real la dejo en paz y Rosi puede respirar, aun así, siguen insistiendo que debería tomar el trono; pero Rosi no será reina y tal vez nunca lo sea.

No es lo suyo, le encanta ayudar a su gente, a su reino, pero no se ve cómo su madre. Su madre sí nació para ser reina, Rosi todavía está buscando que hacer con su vida, puede que siga con la cacería, pero no lo ve a futuro. No sabe que es lo que busca, tal vez una misión o un propósito, aún no lo sabe y tampoco quiere presionarse, en este momento.

No habido rastro de Esmeralda, lo cual es preocupante. El cielo nublado, por las creencias de la gente, suele ser una señal, una muy mala. Ha llovido durante semanas, siempre el cielo gris, nada de sol y apenas, se puede ver por la neblina.

Es por eso, que Rosi traía capucha y guantes, ya que odia el frío, con toda su alma.

Mientras cabalga por el bosque, Rosalinda intenta calmar a su fiel caballo — Tranquilo amigo, nada va a pasarnos — le dice, acariciando su pelaje.

La cuestión es que, no solo los animales están algo asustados, sino que todas las personas lo están. Rosi piensa que es por el clima, pero, ¿Qué tal si es por otra cosa?

Cuando llega a la aldea, Rosi deja su caballo en el establo y ve que la puerta está media abierta. Por un momento, piensa que es Eric, pero no está segura.

Así que camina hasta la puerta y cuando llega, la abre despacio. Saca una pequeña navaja de su cinturón, esto para estar preparada y atacar si es posible. Cuando entra, ve a Susana de rodillas en el suelo y de espaldas. Rosi guarda su navaja y suspira, alegre de que sea ella y no otra persona.

— Hola — la saluda.

Susana la mira desde su hombro y luego se voltea.

Rosalinda frunce el ceño, se acerca y ve algunos ingredientes: hojas secas, una vasija, varias velas y huesos de animales pequeños.

Susana está haciendo un ritual, ella no le da miedo, simplemente, le sorprende que Susana, sea de esas brujas que hagan rituales.

— Esto es no lo que parece — dice Susana.

— ¿Qué estás haciendo un ritual?

La cazadora suspira y la mira — Es por una buena causa.

— ¿Cuál? — pregunta Rosi.

La princesa se agacha y se sienta a lado de ella. Susana la mira incrédula y no dice nada, así que mira y hace un garabato, un círculo de hecho y murmura algunas palabras y el círculo prende en llamas.

Rosi al ver lo que hizo, queda impresionada — Guao, eso... fue increíble.

— No es la gran cosa, solo estoy controlando el fuego — comenta Susana.

— ¿Por qué?

— Porque entonces, no habría necesidad de que otra bruja, use mi corazón.

«Entonces quieres evitar el ritual de las doce lunas» Rosalinda piensa.

— Es un conjuro, uno de protección. Eso podría protegerme.

Rosalinda la mira — ¿De Esmeralda?

Ahora Susana la mira — Si — asiente y le da la razón —, pero también de mí — dice.

PRINCESA GUERRERA  [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora