CAPITULO 31: Una princesa, una cazadora

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-¡Espera! - grito Susana, deteniéndose y tratando de recuperar el aire de nuevo.

Corrió demasiado, solo para alcanzarlo, estaba exhausta y en definitiva, era más veloz que ella. Aquel joven, la miro con una sonrisa encantadora, como si fueran amigos o conocidos. Susana se acercó a él, estando cerca del joven misterioso, se siente segura y no sabe porque esa sensación de que lo conoce.

-Casi no te alcanzo - le comenta.

El joven sonríe -Entonces nunca lo harás - la mira con cariño  -, porque no podrás hacerlo - dice y Susana no lo entiende.

Lo ve irse de nuevo, corriendo en dirección derecha y ella se queda parada ahí, viendo cómo se aleja cada vez más y lo pierde de vista.


Susana abre sus ojos y se da cuenta que recientemente, ha soñado con ese joven que le salvo la vida hace años. Desde que sus recuerdos están volviendo cada vez más a su mente, más los sueños que tiene, no les encuentra sentido o que tengan lógica. Susana se sienta en la cama y suelta un suspiro agotador, estos sueños la agotan mucho y por más que intenta descifrarlos, siempre llega a la misma conclusión: nada.

Se levanta de la cama, se cambia de ropa y va a la cocina, toma una taza y se sirve café caliente, cuando la puerta se abre de golpe, haciendo que se sobresalte. Por supuesto, que Susana mira a Rosalinda fulminante y la princesa no se dio cuenta que la asusto, -Hola Susana - la saluda de rápido y va a su habitación, sin decir mucho y Susana se extraña.

Así que, deja su taza sobre la mesa y se dirige hasta la habitación de Rosalinda -¿Qué estás haciendo? - le pregunta, recargada en el marco de la puerta. Rosalinda está buscando algo en los cajones (porque sí, Rosi trajo algunas cosas del castillo a la casa) está buscando algo en específico y Susana solo la mira con fijación.

Rosalinda cierra el cajón y se dirige a Susana, le lanza algo que por supuesto la cazadora toma desprevenida, pero gracias a sus reflejos, lo pudo tomar. Ve lo que le lanzo Rosi, lo que tiene en sus manos es una corona color dorada y mira a su amiga, confundida.

-¿Harás una fiesta de disfraces?

Eso por supuesto, Rosalinda suelta una carcajada -Que graciosa - se ríe de nuevo -. No, es por la apuesta que tenemos que hacer - dice y se cruza de brazos.

Eso de la apuesta fue hace un mes y cuando se lo recordó nuevamente, fue hace unos días -No creí que hablaras enserio y... ¿Cómo haremos la apuesta? - antes que nada, le pregunta, porque jamás pensó en realizarla.

-Aún no lo he pensado, pero quiero que sea está semana.

Estás últimas semanas, no han hecho algo productivo en lo que resta del día y Susana se aburre fácilmente, así que esto es su mejor solución para sacarla del aburrimiento en el que se encuentra. Sin embargo, Rosalinda todavía no planea bien esto y duda mucho que lo haga, porque no tiene una remota idea, de cómo hacerlo. Así que para evitarle ese problema, es poner una condición y ya sabe cuál será esa condición.

-Qué tal esto... yo seré princesa por un día y tú cazadora igual por un día, ¿Vale?

-Ya habíamos acordado eso.

-¿Sí o no?

Rosalinda lo pensó, "No será tan fácil" piensa y no está segura de que esto funcione, pero no se puede retractar, ahora que Susana está dispuesta a ganarle en esta apuesta. También se pregunta, ¿Cómo diablos llegaron hacerse tan amigas en poco tiempo?, porque antes no se llevaban bien y no se toleraban en absoluto; ahora, están dispuestas a ganar en una apuesta genuina y hasta amistosa a la vez.

PRINCESA GUERRERA  [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora