CAPITULO 55: El reflejo de tus ojos

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Después de que Esmeralda se fue, Susana soltó un suspiro agotador y camino de regreso a la aldea, bueno, en realidad a casa. Aún lo considera así, aunque muchos piensen lo contrario, especialmente la gente de la aldea. Ella misma se fue de ahí, esto para no causar más problemas de los que ya tiene, especialmente ahora que Tony y ella no están bien del todo y sinceramente, ya se cansó de intentar recuperarlo de alguna forma.

Así que camino, hasta que llegó a una pequeña colina, en dónde se dio cuenta que Tony se detuvo (no sabe sí vino a buscarla) él la miro desde abajo y ella desde arriba. Ambos mirándose el uno al otro y como ese breve momento, se detuvo por unos segundos. No hacía falta decir muchas cosas, para saber que ninguno de los dos puede soportarse por el momento; la tensión entre ellos es insoportable y Susana decide caminar hasta dónde está él.

Por otro lado, Tony no se mueve y espera, mientras que Susana lo mira y guarda su distancia también — Entonces... ¿Qué hice ahora? — pregunta.

— Nada, por ahora — dice.

Susana comprende la situación y no puede evitar sonreír, trata de ocultarlo, pero no lo consigue  — Claro, ya que ahora es tu deber cuidarme, ¿No es cierto?

— Alguien tiene que hacerlo.

Susana sonríe más, más que una sonrisa es una risa burlona — Eso explica mucho, él porque estás aquí.

Tony se mantiene sereno ante el sarcasmo y la ironía de Susana, no vino aquí a pelear, solo quiere hablar con ella. No la ha visto desde la última pelea que tuvieron y siendo sincero, odia estar lejos de ella, siente que cada día que pasa, es una navaja más en su ya roto corazón. Sabe que de toda esa máscara que Susana se puso, esa actitud pesimista y de chica mala, todavía esta la Susana que alguna vez amo y que aun quiere ser salvada. Sabe en el fondo, que sigue ahí, pero con todo lo que ha pasado, Susana puso una barrera en dónde no deja sacar sus emociones delante de nadie y mucho menos de él. 

Y lo entiende, él haría lo mismo sí estuviera en esas mismas condiciones y es obvio que Susana no quiere sentirse vulnerable, con todo lo que está pasando. Lo entiende perfectamente, a veces apagas todo y todo te importa una mierda lo que pasa alrededor; no quieres sentir nada y es mejor así, porque así no tienes que sufrir y es justo lo que Susana está haciendo: apagando todas sus emociones, para no sentir absolutamente nada.

— Si crees que el alcalde me envió, déjame decirte que no es así.

Susana por supuesto no le cree — ¿Me crees estúpida? — Tony se pone serio —, está claro que él te envió aquí — dice con tanta amargura, que lo cree ciegamente.

— No, vine por mi cuenta — afirma Tony con tanta naturalidad.

Susana mantiene la calma y respira profundo — ¿Entonces a qué has venido?

— A hablar contigo.

— ¿Sobre qué?

Tony aparta la mirada, la razón por la que vino aquí, fue porque tiene que contarle su plan. Sabe como detener a Esmeralda y Susana se enterará tarde o temprano, por eso quiere platicarlo con ella, porque tiene el derecho de saber, lo que va hacer. No le importa el riesgo, con tal de que ella esté bien, el resto no importa.

— Hay una manera de detener a Esmeralda.

Susana abre sus ojos de sorpresa y toda amargura se desvanece en unos segundos, pero también se siente un poco inquieta, por el simple hecho de que hace rato, hablo nada más y menos con Esmeralda. 

— ¿Por qué quieres hacer eso? — cuestiona, endureciendo la voz y mirando fijamente a Tony.

— Porque es la única forma de salvarte.

PRINCESA GUERRERA  [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora