PRINCESA GUERRERA [Libro 1]

Capítulo 3: Cazadores de brujas

En la aldea que los cazadores viven, es más grande y ocupa una gran parte del bosque, muy cerca del río y de otros lugares que se encuentran por ahí. Si bien mucha gente se vino a vivir aquí cuando la guerra terminó, cambio demasiado cuando la cazadora llegó hace dieciocho años, todo ha cambiado para bien y la aldea no ha sido la misma en años. Muchas cosas han mejorado desde la llegada de la cazadora, pero sobre todo por tener a los cazadores que protegen la aldea de cualquier mal.

Sin duda la llegada de Susana se sintió como un milagro, eso hoy en día, porque antes no sé sentía de esa manera; ya que antes la gente era muy reservada y al día que estamos, todavía se cuidan los unos con los otros; que incluso les costo aceptar a Susana cuando era niña, no la querían ahí. No confiaban en ella, la consideraban una extraña en ese entonces (a pesar de ser una simple niña), querían que se fuera, pero Lucía no lo permitió; no dejo que esa niña se fuera, no sin antes que le dieran una oportunidad de quedarse, pues Susana nunca vino con malas intenciones a la aldea cuando llegó.

Esperaba Lucía que otros también lo entendieran, la gente suele ser considerada con los niños en situaciones complicadas y se apiadan de ellos. Lucía lucho por Susana y al final lo consiguió, al final la gente la acepto como una integrante más en la aldea. No fue nada fácil, pero al final los convenció de que era lo correcto y apoyando la idea de que Susana se podría quedar sin ningún problema, mientras ella la cuidará y educará.

Al día siguiente, luego de esa horrible y trágica noche, todo el reino estaba muy callado y la alegría de las personas se desvaneció en segundos. Aquella mañana, el cielo estaba completamente nublado, con una llovizna demasiado leve, pero golpeando con fuerza y la tierra olía a humedad; las nubes grises amontonadas, daban una señal de que posiblemente lloverá más tarde. Literal el día era muy deprimente que toda la gente no sé sentía cómodo con esa sensación, además que todavía se podía observar el humo de la aldea vecina, subiendo la colina, diciendo: "Ellos se fueron y jamás volverán", una evidente señal de que el cielo contemplo lo de anoche y ahora esta triste; porque niños, mujeres y hombres murieron de forma horrible. 

Un cielo desolado, triste, recordando lo que pasó y que ahora el reino entero se esta reponiendo de lo que sucedió anoche.

Por supuesto que todo el reino se enteró de lo que pasó, se enteraron que mucha gente había muerto, más sin embargo, omitieron detalles relacionados con el príncipe. Lo que sucedió anoche fue una masacre y todavía se reportan que hay heridos, recuperándose de los acontecimientos de anoche. A pesar de que todo sucedió muy rápido, los recuerdos no sé olvidan, no pueden olvidar oír los gritos de ayuda y el fuego que arrasaba con todo a su paso.

El Alcalde reunió a su gente afuera de la aldea, este tenía el cabello corto color negro, de estatura baja, piel blanca y usando un traje color azul claro, con un camisa sin cuello de pico. Citó a su gente para hablar sobre lo que ocurrió anoche y también sobre la niña que llegó, pidiendo ayuda.

Le pregunto a su gente sí se quedaba o no. Algunos estaban de acuerdo con el alcalde que se tenía que ir y otros no, pero se reservaron sus comentarios para ellos. Algunos por supuesto les daba igual, inclusive el alcalde no estaba de acuerdo que esa niña se quedará en su aldea, ella no era de ahí y por supuesto no pertenece a ellos. No confían en ella, aunque no es su culpa.

—La niña debe irse —opino una mujer delgada, de cabello castaño claro, con un vestido simple, cruzada de brazos y una expresión seria.

—Tal vez sea lo mejor —comento otro señor, estando de acuerdo con aquella mujer.

A veces entre las aldeas vecinas, no confían las unas con las otras, simplemente porque son independientes; así se crearon luego de no pertenecer en sí al palacio real, algo que por supuesto, no aplica para el pueblo principal.