CAPITULO 41: Un lazo destruido

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Enrique no volvió al castillo, nadie lo vio en todo el día y eso preocupo un poco a Angélica, ella no quería preocuparse tanto, pues, es muy probable que seguramente hubo un percance con el duque y la misma razón de porque desapareció misteriosamente ayer. Tampoco Rosalinda ha vuelto al palacio, desde varios días y eso ya es preocupante para Angélica, no quiere alarmarse demasiado, está segura que su hija debe estar con sus amigos cazadores y que no está en peligro.

Quiere creer eso, pero aún tiene esa sensación de que algo malo está por ocurrir, muy malo con Rosalinda. Cómo un presentimiento que le está carcomiendo el alma y siente mucha ansiedad, en este momento. Angélica tenía su mano cerca de su pecho, escuchando los latidos constantes de su corazón acelerado y la respiración agitada, por el simple hecho de que está bastante nerviosa.

Está muy nerviosa, una sirvienta le trajo un té para los nervios, pero aun así, eso no se le quita y está demasiado impaciente, mirando a través de la ventana, el bosque. Angélica suspira y baja la mirada, pensando en muchas cosas y una de ellas, es la esa vez que encontró a Enrique en el despachó de su esposo y cómo eso le generó cierta desconfianza en el duque. Se supone, que nadie más entra ahí, a excepción de algunos guardias; ella tiene el acceso al igual que Rosalinda, él único que puede entrar ahí, sin problemas... es Oswald.

Pero Oswald está en el reino esté y por lo tanto, su única persona de confianza que está lejos ahora, no está. Le es difícil confiar en alguien que no sea de su círculo interno de amigos, que eran de Ernesto, principalmente.

Así que respira profundamente y sale de la biblioteca, dirigiéndose al despachó de su difunto esposo. Camino por ese largo pasillo y cuando llega, abre la puerta algo brusco, entra y la cierra, esperando que nadie entre. Se acercó al escritorio y del cajón derecho, lo abrió, sacando los papeles que estaban ahí, los reviso cada uno y vio que todo estaba en orden; todos los archivos de la crisis económica, están todos y sin uno que falta.

Eso fue un alivio para ella, respirando tranquilamente y dándose cuenta, de que juzgo demasiado pronto a Enrique. Estaba algo insegura por desconfiar en él, sabe que Enrique es un buen hombre y un perfecto esposo para su hija, pero no quiere que se meta en los asuntos del reino, cuando no son de su incumbencia. Ya que primero, no es el rey y segundo, no quiere que sepa de la crisis que está viviendo el reino estos días.

Guardo algunos papeles que no eran tan importantes, otros tenía que guardarlos en otro lado, un lugar en el que nadie tenga acceso a ellos, solo ella. Así que llamó a un guardia y esté entro de inmediato cuando fue llamado por la reina al despachó - ¿Qué se le ofrece majestad?

- Quiero que lleves y guardes estos papeles en un lugar seguro - le ordena y se los entrega.

El guardia los toma y los mira por un momento, luego mira a Angélica - ¿En qué lugar precisamente?

Angélica lo piensa, tiene que ser un lugar seguro y que nadie sepa dónde los guardo - Sabes dónde - responde.

El guardia asiente y comprende - No dejes que nadie te vea, ese lugar es una guarida secreta. Esos archivos estarán seguros ahí, confía en mí - dice Angélica.

- De acuerdo - es todo lo que dice el guardia, hace una reverencia de despedida y sale del despachó.

Angélica suspira de nuevo y los hombros se sienten más tensos que antes, ha quitado un problema menos, pero todavía está Rosalinda y esa necedad de no querer casarse con Enrique. No quiere obligarla, pero no le quedan muchas alternativas, ya que el consejo real quiere que el matrimonio se haga, a toda costa y va hacer muy difícil poder convencerla realmente.


En la aldea, Rosalinda opto por salir un poco, fue al establo y se montó a su caballo, los dos iban a dar un paseo por el bosque. Necesita distraerse y estando encerrada en la casa con Tony y Susana, hace que su fobia de estar encerrada acumule más de lo normal. Odia estar encerrada, se siente prisionera a veces y hay ocasiones, en las que quisiera no estar dentro de una casa o un castillo por mucho tiempo; le produce ansiedad.

PRINCESA GUERRERA  [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora