7. BeFoUr

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Julián

Me desperté con culpa. No debería tenerla, pero no podía evitarlo.
Ella me dijo que soy libre de hacer lo que quiera y lo soy, e hice lo que quise y me siento culpable igual.

No sé por qué. Quizás me estoy engañando a mí mismo, tratando de olvidarme de ella de maneras que no son las correctas. Quizás porque utilicé a una chica que no tiene nada que ver, para hacerlo. Quizás porque sé que si se entera se va a alejar de mí y no quiero eso.

Porque estoy enamorado y me di cuenta.

Me enamoré de Mar.

Y no se por qué ella me aleja. Después de todo lo que pasó puedo darme cuenta de que algo le pasa también, pero no lo acepta y me empuja.

Y yo caí.

Soy un pelotudo.

—¿Ya te despertaste? Me muero de hambre pero me da cosa saquearte la casa.

Escuché su voz desde la puerta y enterré mí cara en la almohada.

¿Quién me mandó?

—Ya voy. —dije.

Por suerte hoy tenía día de descanso por el partido de ayer y no tenía que ver a nadie. Seguro Enzo me va a cagar a pedos cuando le cuente todo.

Me levanté sin ganas de vivir y me vestí con una remera y un pantalón para estar en casa. Levanté la ropa que había quedado desperdigada anoche y la puse en el tacho de ropa sucia. No me gustaba que esté todo despelotado.

Cuando no tuve más excusas para quedarme solo en mí habitación salí y la encontré sentada en la barra de la cocina, tenía cara de embole y estaba mirando el celular.

—¿Qué tomás? —le pregunté poniendo la pava a hervir.

—¿Café tenés? —preguntó tecleando el celu.

—Eh... Si, creo que si.

Me puse a buscar en la alacena, no tomo muy seguido café, así que si tengo no lo tengo a mano. Me quedo mirando como un boludo la alacena llena de galletitas sin TACC que le compré y me vuelvo a acordar que soy un pelotudo. En un costado está el frasco de café y lo saco.

—Si, ahora te preparo. —le mostré el frasco.

—Uh, ¿Arlistán tenés? ¿No hay otro?

Trato de no poner cara de orto y le digo que no con la cabeza.

—Bueno, no pasa nada.

Me pongo a batir el café y ella le presta atención a su celu.

Quiero que se vaya.

Osea, ella me cae súper bien, pero está situación me incómoda y siento que no tengo ganas de estar pasándola. No sé que hacer.

—¿Leche o azúcar...?

-No, no, así nomás.

Le termine de agregar el agua caliente y me acerqué a darle la taza. Ella dejó el celular y cuando se la apoyé en la barra me agarró la mano.

-La pasé muy bien anoche, Juli.

Me sonrió y yo me quería morir ahí.

No voy a decir que la pasé mal, pero tampoco es como que quiero repetir ni tener que seguir con esta mentira.

Fui salvado por la campana, cuando escuché el timbre la solté rápido y me fui corriendo, diciendo que ya volvía.

Abrí la puerta y casi me muero. No puede estar pasándome esto, no otra vez. Me sentía en un capítulo de una tira de Polka.

-Julián, necesito hablar con vos. -Dijo Mar, haciendo un ademán de entrar a mí casa-. Quería decirte que estaba equivo...

Me adelanté saliendo y cerrando rápido la puerta detrás mío. Ella se quedó medio desconcertada y yo sentía que se me salía el corazón del pecho.

-¿Que pasa...?

Dios, por qué no me diste el don de las mentiras piadosas para momentos como éste.

-Yo... -ella me miró con una cara extraña y después bajó sus ojos a mí cuello.

-¿Vos me estás jodiendo?

Me agarró de la pera y me giró la cara para verme mejor, los probables chupones que me quedaron de anoche. Ya está, soy hombre muerto.

-Mar... -agarré las manos que me sostenían la cara pero ella se soltó rápidamente.

-No, yo soy una pelotuda. -niega con la cabeza y se aleja lentamente-. Estás con Emilia ¿No?

Bajé la mirada y sentía ganas de matarme por dentro. ¿Quién me mandó?

-Dejame que...

-¿Estas con Emilia sí o no?

Miré para un costado para evitar su mirada y asentí con la cabeza, apretando la mandíbula.

-Vengo acá para decirte lo que me pasa y vos te cogiste a mí amiga... Sos un mentiroso. El otro día me negaste todo, me mentiste en la cara como si fuese una boluda. Todo para tenerme a tus pies, como siempre. -me señala con el dedo y nunca la había escuchado tan enojada-. Para llevarme a la cama.

Yo no le mentí y me dio bronca que me trate así.

-Yo no te mentí, Martina. Vos me dijiste que soy libre de hacer lo que quiera, vos fuiste la que recalcaba todo el tiempo que no somos nada. Así que no me podes decir nada. -respondí enojado.

Bueno ahora sí la cagué.

-¿Sabes qué? Tenés razón. Es todo mi culpa. Por hacerme una película en la cabeza que no existe. -se desliza una lágrima por su mejilla y yo me siento la persona más miserable del mundo. Se la seca rápido-. Pero ya está. Vamos a seguir siendo amigos, que es lo que siempre fuimos. Amigos y listo. Todo lo otro se acabó para siempre, en realidad, hagamos de cuenta que nunca existió.

El ascensor no estaba, así que se fue por las escaleras para escapar rápido.

Dios, tenía ganas de golpear algo pero las contuve.
¿Por qué tiene que ser todo tan complicado?

Ya no sabía que hacer, lo había arruinado todo y ya no había vuelta atrás.

Ayer después del partido Emilia me fue a felicitar aunque hayamos empatado y la invité a casa.
No podía parar de pensar en la conversación que había tenido con Mar, en la que primero me celaba y después me decía prácticamente que no le molestaba que haga mí vida. En vez de decirme lo que sentía me dio el pase libre para haga lo que quiera y yo en vez de decirle lo que sentía lo tomé e hice cualquier cosa. Acostándome con su amiga para ver si me olvidaba de ella. Que me hacía sentir que no me quería al decirme que podía estar con otras personas. Soy un idiota y la perdí.

¿Cómo iba a hacer ahora para estar sin ella?

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Fa cuánto drama.

Comenten que les va pareciendo 🤟🤟

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Trátame suavemente | Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora