17. The Scientist

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Era viernes 28 de junio y nuestro grupo conocido se encontraba en la casa de Julián Álvarez, ya que era la más grande y cómoda para pasar el rato.
El partido de Argentina contra Venezuela estaba por comenzar y estaban todos muy ansiosos cantando el himno nacional. Estaban en cuartos de final y con mucha ilusión. Después de tantas finales perdidas y el mal gusto que dejó el mundial de Rusia, estaban esperanzados. La llegada de Scaloni había traído esa esperanza. Y Messi, obvio, siempre daba esa confianza tremenda.

Era la primera vez que el grupo estaba completo desde el cumple de Mar, no había pasado tanto tiempo tampoco, pero las pocas veces que se vieron, no había estado la susodicha.

Nacho estaba en el sillón individual, comiendo maní de la palma de su mano (se había vuelto mucho más unido al grupo), a su derecha, en el sillón más grande estaba Emilia, con el brazo de su novio sobre sus hombros. Sentados en el suelo, delante de la pareja, se encontraban Enzo y Valentina, que no querían estar lejos de la mesa ratona con la picada. Al lado de Julián estaba Carolina, que había vuelto a participar en el grupo y se llevó muy bien con Emilia (no como Valen, que a penas le dirigía la palabra) y a la derecha de Caro estaban Lucas y Martina, ocupando lo que quedaba de sillón gris.

Martina a penas se movía, no quería estar en la visión de Julián, ni mucho menos tener que mirarlo. Ya bastante que lo había tenido que saludar al entrar a su casa. Lucas le sacaba charla como de costumbre, pero no podía sacar la tensión de su cuerpo. No sabía si iba a poder volver a ser la misma después de lo que había pasado. Esas dos semanas que había tenido que mirar a Emilia a la cara en el conservatorio la habían matado. Se sentía horrible.

Por eso había decidido empezar a tomar clases particulares de piano, le estaban sirviendo mucho para dispersarse y aprender mucho más rápido de lo que lo hacía en la institución. También empezó con el canto, todo junto. Ya que amaba cantar y nunca se lo había tomado en serio.

Enfocarse en su carrera la hacía sentir bien, aunque no le sacaba todos esos sentimientos dolorosos de lo que había pasado. De tener al amor de su vida declarándole su amor, y no hacer nada.

Por suerte empezó el partido y todos se relajaron concentrándose en la pantalla.

Argentina había arrancado con toda y el Kun había tenido bastantes chances que lamentablemente habían quedado sin efecto.
Todos se levantaron cuando en el minuto diez, Agüero pateó una vez más al arco y en un desvío Lautaro Martínez abrió el arco metiendo un golazo.

-¡GOOOOOOOL! -gritaron todos y se abrazaron.

Lucas se encargó de abrazar primero a Mar.

Después de los besos que se dieron en su cumpleaños, no volvió a pasar nada similar. Habían hablado, pero Martina le aclaró que no estaba en un momento de su vida para tener pareja. La verdad es que Luquitas le parecía un buen candidato, pero no iba a sacar lo enamorada que estaba de Álvarez. Él lo aceptó sin problemas y aunque seguía flechado por ella, siguieron con esa linda amistad que tenían. Mar la necesitaba, después de lo que había pasado, había perdido a Julián en todo sentido, y con Emilia no era lo mismo.

El resto del primer tiempo estuvo tranquilo, Argentina había cuidado perfectamente el resultado y tuvo otras oportunidades de rematar, pero no de anotar. En el descanso todos aprovecharon para seguir comiendo sin la tensión en el cuerpo e ir al baño.

-Que grande el pulpo. -halagó Enzo a su compañero Armani-. ¿Viste la que se atajo?

-Si la metían me mataba. -dijo Nacho y todos asintieron de acuerdo.

Trátame suavemente | Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora