Trátame suavemente | Julián Álvarez

32. Fine Line

Martina podía cumplir su sueño.

Si decía que sí, tenía todo al alcance de su mano para hacerlo. 

Era clara cual era la respuesta.

Pero no era tan fácil.

Había leído el mail que le había llegado cerca de mil veces. Néstor había aceptado ser el productor de Mar, poniendo todo su trabajo, equipo y entorno a su disposición. Estaba dispuesto a expremir todo el potencial de la chica para que logre su cometido. Ser escuchada. Que a la gente le guste su música y se convierta en la artista que siempre soñó ser.

El tema era que Néstor vivía en Inglaterra, por ende, trabajaba allí. Tenía su estudio y sus contactos allá. Así que si Martina aceptaba cumplir su sueño, tenía que viajar a Europa. El contrato era de siete meses, pero si todo salía bien, podía llegar a extenderlo por tiempo indefinido.

Los pasajes tenían fecha en septiembre, así que le quedaba una semana para decidirse y una más para preparar las valijas. Si es que aceptaba.

¿Pero cómo no iba a aceptar? Si tenía todo lo que había fantaseado justo frente a sus ojos.

Bueno, no todo. Porque tenía que dejar muchas cosas importantes en la Argentina.

—¿Qué haces despierta? —un Julián con la voz ronca le había preguntado en la mañana siguiente. Se giró para abrazarla por la cintura.

Martina dejó que se recueste en su pecho y acarició el pelo. La verdad, no había pegado un ojo en toda la noche.

—Ayer me desperté temprano, debe ser eso...

Julián dejó un pequeño beso en su clavícula y se volvió a acostar con los ojos cerrados. Tenía ganas de quedarse en la cama todo el día con su novia.

Y ella quería quedarse toda la vida con él. Era consciente de que era joven, pero no tenía dudas al respecto. Julián era único y lo que tenían no se encontraba fácil.

Quizás podía decir que no, agradecer por la oportunidad y seguir con su vida normal. Martina no necesitaba ese contrato para ser feliz. Estaba estudiando algo que le gustaba, tenía unos amigos increíbles, unos padres que estaban siempre al pie del cañón y, un novio al que amaba y que la amaba como a nadie, que la complementaba de la mejor manera y la hacía la persona más feliz del mundo.

Pero sabía que ese era un tren que no pasaba dos veces. Era la oportunidad de su vida. Por eso, casi inconscientemente, tenía la decisión ya tomada.

Justo cuando todo se estaba acomodando, llegaba otro dilema a circular por su cabeza.

¿Cómo iba a hacer para estar tanto tiempo alejada de Julián? ¿De sus padres? ¿De sus amigos?

Su mejor amiga iba a atravesar un embarazo y ella no iba a estar para apoyarla. Su mamá iba a tener que aprender a vivir sola, sin poder verle la cara a diario a su única hija. Su papá iba a tener que ver los partidos de River en la soledad de su casa, sin ella... Pero sabía que cuando vuelva ellos la iban a estar esperando con los brazos abiertos.

¿Pero Julián? ¿Él iba a esperarla?

Estaba bastante segura de que las relaciones a distancia no funcionaban y no quería perderlo. Les había costado tanto tiempo estar juntos y ahora tenían que separarse. 

No encontraba una solución que no le rompa el corazón.

Su sueño, o Julián.

Mar no tenía el dinero para comprarse pasajes para verlo con frecuencia, aparte, no sabía como iba a ser su vida a partir de ese momento, si iba a tener el tiempo para hacerlo. Julián trabajaba en Argentina, tenía un puesto indiscutido en River Plate que le tomaba mucho esfuerzo mantener. Cuando no estaba viajando por latinoamérica para jugar campeonatos o amistosos, estaba entrenando casi todos los días en Buenos Aires.