Trátame suavemente | Julián Álvarez

18. Me quedo aquí

Julián

Cuando llego del entrenamiento lo primero que hago es ducharme. Hoy fue un día duro, la vuelta a la rutina estaba siendo complicada, pero igual estaba contento, lo había extrañado.

Me quedé pensando en una de las charlas que tuvimos hoy con Enzo y Fran Paredes. Mañana viajamos a Estados Unidos para dos amistosos internacionales y nos quedamos una semana ahí. Me dijeron que van a llevar a sus novias para de paso pasar unas mini vacaciones.

No pude evitar fantasear en llevarla a Mar. Quería estar cerca de ella. No quería irme una semana y que nos volvamos a distanciar. Quiero que ella me crea cuando le digo que voy a esperar lo que sea necesario para poder estar juntos.

Me siento en el sillón a descansar un rato y prendo la tele para distraerme. Igual no le doy mucha bola porque me llega un mensaje de Emilia.

Emi:
Ojalá pudiera ir con vos
Pero ya falte mucho a clase
con todo lo de mamá.

En realidad nunca la había invitado. Ella estuvo presente la semana pasada cuando Enzo le estaba contando a Valen del viaje. Enzo le dijo a Emilia que las familias podían ir pero Emilia dijo que no iba a poder, antes de que yo le pregunte nada. Menos mal.

Tú:
la próxima será Emi🤟

Bueno, el emoticón se me escapó, es el que tengo siempre a mano junto con el de la araña.

Emi:
Sii
Ya estoy yendo para tu casa
así nos despedimos

Tú:
❤️

Aprieto los labios y dejo el celular a un costado.

Me sentía una basura. Me sentía un falso. Cuando estaba con ella sentía que no era yo. Porque nunca sentí lo mismo y después de volver a estar con Mar, comprendí que mi lugar no era al lado de Emilia. Pero no podía dejarla. Porque yo le hacía bien. Y aunque no estaba siendo honesto ni conmigo, ni con ella, ella estaba feliz. Y yo no podía quitarle eso. No con todo lo que le pasaba.

Volví a agarrar mí celular y entré al chat con Mar. La última conversación que habíamos tenido había sido el día de su cumple, que le escribí 'Feliz cumple' como mil veces. Me quedé mirando su foto de perfil como un boludo y me decidí a hablarle. No podía estar lejos de ella, ni estar mucho tiempo sin hablarle.

Tú:
puedo llamarte??

Al toque estaba en línea y escribiendo. Sonreí.

Mar:
Sí.

Siempre tan comunicativa ella.

Apreté el botón de llamada y no tardó en contestarme.

—Hola.

—Hola. —le dije—. Te extraño.

Ella se rió del otro lado y no pude evitar sonreír.

—Ayer nos vimos, ridículo.

—Bueno, igual. ¿Querés venir a cenar? —le pregunté.

Ella se quedó recalculando unos segundos.

—Tengo que estudiar una obra nueva... Pero venite vos.