Trátame suavemente | Julián Álvarez

14. Eres

Julián se levantó temprano para poder prepararle el desayuno. No era necesario que sea muy temprano porque ella siempre dormía mucho, pero igual lo hizo para ir en busca de sus facturas sin gluten. Cuando volvió seguía igual de dormida, así que hizo un par de mate cocidos y le llevó todo en una bandeja.

-¡Arriba! -empezó a hablar bien fuerte para que se despierte.

Estaba boca abajo y abrió un ojo. Ya con ese ojo lo miraba mal.

-Dale que te traje facturas, feliz cumpleaños. -a Julián siempre le gustaba decirle feliz cumpleaños mil veces por día a las personas que cumplían años .

Martina se incorporó rápido cuando escuchó que dijeron facturas y se sentó para comer.

Después de desayunar fueron directo al hospital. A Cristian lo vió bastante baqueteado, pero de todos modos contento y con ánimo. Estaba feliz de verlo, aunque sea en estas circunstancias, hace mucho no lo veía. Cristian era un tipo que siempre tenía algo nuevo para contarte y te sacaba una sonrisa cada dos frases. A Mar se la notaba más aliviada al verlo, lo veía mucho mejor que ayer. Andrea se fue cuando llegaron, no sin antes llenar de besos a su hija por su cumpleaños. Quería aprovechar para bañarse y descansar un poco, después iban a ir a comer con sus padres. A Julián le parecía re lindo el cariño que se tenían entre Andrea y Cris, más allá de haberse separado hace tiempo, no es algo que sucede seguido.

Después de unas horas los doctores los echaron porque tenían que hacerle unos estudios a Cristian, así que ahora estaban volviendo al auto.

-¿Vamos a comer algo? -le preguntó Julián cuando puso en marcha el coche.

-Tengo que ir a casa ahora. Vamos a almorzar con mis abuelos.

-Ah bueno, dale. Nos vemos a la noche entonces. -dijo.

Martina lo miró indecisa y Julián la miró un segundo cuando vió que no contestó.

-¿Qué?

-No sé, no me siento muy de ánimos para estar con gente la verdad.

Él le dió una mirada severa.

-Es tu cumpleaños, boluda.

-Ya sé, pero lo de papá me descolocó un poco, estoy medio rara...

-Los chicos van a hacer que te distraigas. Queremos que pases un lindo día.

Martina sonrió por eso, igual seguía indecisa.

-Capaz una cena tranqui en casa, pero no sé.

Julián decidió dejarlo ahí por el momento. Algo iba a hacer. Dobló en la esquina y estacionó en la puerta del edificio.

-Bue, nos vemos más tarde. Feliz cumple. -le cruzó por adelante para abrirle la puerta del copiloto desde adentro.

-Gracias, y gracias por traerme. -aprovechó que lo tenía cerca para besarle el cachete y salió del auto, viendo como Julián le guiñaba el ojo.

Cuando entró a su casa la recibieron los gritos contentos de su abuela y los abrazos de su abuelo. Pasaron un lindo almuerzo, Andrea había cocinado el plato favorito para su hija y sus abuelos le dieron un par de regalitos. Siempre le regalaban cosas que mucho no le gustaban, pero no le importaba, lo importante era el detalle y tenerlos con ella.

También aprovechó para responder algunos saludos de familiares y amigos que le llegaron, no tenía muchos, pero eran los únicos que le importaban. A Martina le gustaba cumplir años, le gustaba sentirse el centro de atención por un día, que la gente se acuerde de ella y le diga cosas lindas. Después se decepcionaba un poco cuando pasaba y todo volvía a la normalidad, pero así es la vida.