9. Esa estrella era mi lujo

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Mar

Volví para casa después de salir a correr con Valen, estaba toda transpirada así que me bañé antes de salir para la suya.

Me ponía nerviosa tener que verlo hoy y compartir tiempo y espacio con él, pero por otro lado, tenía ganas de que las cosas vuelvan un poco a la normalidad, extrañaba a mis amigos.

Lo que me puso más nerviosa igualmente fue escuchar los audios que me mandó Emilia, de lo bien que la había pasado con él en la cena. Me contó un montón de cosas que yo ya sabía cómo se sentían, lo bien que te hacía sentir Julián y cómo te cagabas de risa con él. Si quería olvidarlo, ella no ayudaba a que lo haga. Y me ponía mal tener que caretearle con lo mucho que me alegra que se lleven bien y todo eso, pero lo hacía. Yo era de las pocas personas que Emilia conocía en Buenos Aires y era buena mina, no tenía la culpa de todo lo que habíamos hecho nosotros. Tenía que olvidarme rápido de Julián para alegrarme de verdad por mí amiga, se notaba que le gustaba de verdad.
Lo que sí, menos mal que no me habló sobre si pasaron la noche juntos o algo así porque no sé si la contaba, no llego a tanto.

-Llegó la bestie. -escuché la voz de mí amiga desde adentro y sonreí-. Hola bestie. -Nos dimos un abrazo-. Ya están los chicos. -me susurró antes de separarse.

Asiento y me preparo mentalmente.

-¡Martinitaaa! -exclama Luquitas cuando me ve entrar al living dónde estaban todos rancheando y se levanta a abrazarme.

-Luquitassss. -lo abrazo de vuelta-. Tanto tiempo che.

-¿Qué haces, desaparecida? -Enzo me obliga a agacharme para abrazarlo.

-No te vayas a levantar vos, no. -lo empujo para enderezarme y viene la peor parte.

Enzo se queda mirando fijamente para ver cómo nos saludamos y me doy cuenta de que ya debe saber todo. La puta madre.

Julián se levanta del sillón y me toca un segundo la cintura para darme un beso en el cachete. Dios, como amaba su perfume.

-Hola, Mar. -me dice con esa polera negra que le queda pintada.

-Hola. -digo bajito y voy a saludar a Nachito.

Ni sabía que iba a venir, era otro compañero del curso.

Por suerte estaban concentrados en el jueguito que estaban jugando en la play Valen y Nacho, y no le dieron pelota al saludo tenso.

-¿Qué onda, Nachito? Tanto tiempo. -lo saludo rápido porque estaba concentrado y me siento al lado de él.

-Acá, volviendo a las raíces. -dice en joda y después putea porque Valen se le adelanta en la carrera de autos.

Lucas vuelve de la cocina con unas botellas de vino blanco y tinto y se sienta al otro lado mío.

-Elija usted que es la más complicada. -me señala las botellas.

-No me gusta el tinto. -me dio un vaso de vidrio y me sirvió vino blanco-. No sabía que íbamos a tomar.

-Solo nosotros porque los adultos trabajan el sábado. -los jode a Enzo y a Julián que mañana entrenan.

-Si me conseguís jugo de pomelo me tomo un vasito. -escucho que dice Julián.

-No, nene ¿Que decís? -Escucho un golpe y supongo que Enzo le pegó en la cabeza-. Nada de alcohol hasta la semana que viene.

Quiero reírme porque Enzo es un bruto pero a veces se comporta como un adulto responsable.

Empiezo a tomar un poco de vino, no es mí favorito, pero capaz me ayude a relajarme y volver a la normalidad. Valen cuando gana la carrera pone música y Nacho me pasa su joystick así juego yo contra Enzo.

Trátame suavemente | Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora