29. Sweet Creature

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Julián

Sentí que se me recargó el corazón cuando Mar se acercó a mí. La verdad que no esperaba su abrazo, pensé que estaba enojada conmigo o algo, pero lo primero que hizo al verme fue abrazarme, y yo no me quejé, obvio.

Suspiré sobre su cabello y besé su frente. Su abrazo me había dado algo de alivio, ya que hace rato que estaba con el estómago en la garganta. No sabía que había pasado, pero seguramente no era nada grave.

Separó su cabeza de mi pecho para mirarme pero no me soltó.

—¿Qué hacés acá? —preguntó. Iba a responderle pero volvió a hablar—. ¿No tendrías que estar jugando la Libertadores?

Acaricié su pelo y le di un beso en la nariz antes de hablar. No veía la hora de tenerla frente a mí.

Dios. Cómo me tiene esta mujer.

Literalmente me vengo de cualquier parte del mundo con tal de verla.

—No, no me iban a poner hoy. Y... Necesitaba verte.

Frunció sus labios por un segundo y se alejó lentamente. Observé que tenía puesta mi camiseta y me morí de amor.

—¿Por qué no te iban a poner? ¿Qué pasó? —volvió a cuestionar. Enfocándose en esa parte de la charla.

—Estoy con el cuádriceps contracturado. Así que tengo que descansar por la semana y hacer recuperación. —me toqué la zona afectada y ella la observó—. No es nada grave.

—Vení, sentate. Que ya va a empezar el partido.

Estaba medio confundido.

Bueno, bastante.

Me senté a su lado mientras pensaba como encararla.

Esperaba entrar y que haya una discusión o algo por el estilo. Ya que me estuvo evitando por todos los medios posibles y parecía enojada conmigo. Ahora no entiendo por qué parece estar todo bien. Estaba claro que había cosas que hablar, pero estaba más relajado.

Abrí la boca un par de veces para hablar pero no sabía que decir.

Capaz era mejor no decir nada y esperar que empiece el partido...

—Ya sé que estás confundido y que... tenemos que charlar un par de cosas. —dijo de la nada.

La miré aliviado de que haya empezado a hablar. Ella se miró las manos.

—Yo solo quería que sepas que ya se terminó todo con Emilia. —me apresuré a decir. Es lo que más ansiaba contarle hace rato—. Para siempre. Ya está. Y te juro que no pasó nada con ella. No pasamos la noche ni nada por el estilo. Se acabó. Y quería pedirte perdón por ese día, porque yo quería estar con vos y...

—Ya sé, Juli. —me dijo. Suspiré sintiéndome más ligero—. No me tenés que pedir perdón por nada, te creo.

Miré hacia abajo. Ahora estaba más descontracturado.

—Perdón que te estuve ignorando. —me dice y la miro, la notaba indecisa—. No quise... No sé, estaba como medio abrumada por todo y aparte Emilia...

—Entiendo. —le digo, no necesitaba que me diga nada más. Agarré su mano y entrelacé nuestros dedos.

—No tenías que venirte desde Brasil, igual. —sonrió y yo sonreí con picardía.

Me acerqué a darle un beso en el cachete y ella se rió.

—Y si no me contestabas, nena. La próxima ya sabés, si me despiden va a ser tu culpa así que pensalo bien antes de evitarme. —amenacé y ella negó con la cabeza.

Trátame suavemente | Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora