27. Como se curan las heridas

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Mar

El miércoles había llegado y con él, mis clases particulares de canto. Estaba retomando después de volver del viaje, así que estaba medio oxidada. Igual la profe me dijo que fue una buena clase, por lo que quedé contenta.

Como salí del conservatorio y vine directo a esta clase se hizo medio tarde, así que decidí no salir a correr los miércoles, eran muchas cosas ya. Le avisé por mensaje a Fran para que no me espere.

—¡Ey! —una sonrisa se asomó sin avisar por mis labios cuando lo ví estacionado en la calle—. ¿Que hacés acá?

Juli me sonrió cuando me vió y abrió sus brazos a la espera de mi abrazo. Me acerqué sin dudarlo y rodeé su torso, pegándome completamente a él.

—Es tarde para que te vuelvas sola. —me dijo y me derretí—. Tu papá me pasó la dirección de tu profe.

Asentí imaginándome lo contento que se debe haber puesto mi papá por haber charlado con Julián.

Suspiré cerrando los ojos en su abrazo. Estaba casada y con las vibras bajas, el parecía igual.

Nos metimos en el coche y me puse el cinturón de seguridad.

—¿Y mi beso? —dijo. Me miraba expectante desde su asiento.

Entrecerré los ojos y me acerqué a besarlo. Le di un pico y después otro un poco más largo. Sentí que abrió un poco la boca para pasar su lengua por mi labio superior y me separé escuchando su risa.

—¿Ves que te desubicas? —le pego en el hombro y me río de como se ríe.

—¿Venís a casa? —me preguntó arrancando el auto.

No le respondí, porque estaba con dudas. Había estado viviendo en su casa desde el domingo más o menos. Tenía miedo de capaz sienta que estoy muy encima de él o cosas así. Éste último tiempo estuvimos con tantos distanciamientos que capaz era mucho muy de pronto.

—No sé... Capaz tengo que pasar más tiempo con papá. —le dije, acordándome de que no lo veía desde que fuimos al médico juntos.

Al final no tenía ningún esguince, necesité un poco de reposo y listo. A papá ese día le habían sacado el yeso del brazo y fue prácticamente dado de alta.

—Tu papá no está en tu casa, me dijo que tenía una reunión con los compañeros del secundario. —abrí los ojos con sorpresa al escucharlo.

—Ah, sabes más de su vida que yo. —dije. Papá con suerte me respondía con un pulgar arriba cuando le mandaba un mensaje.

—Soy su favorito, viste...

Cuando llegamos a su casa, subimos por el ascensor y yo le respondí a Franco el mensaje que me había mandado.

Fran:
los miércoles van a ser muy
aburridos entonces 😕
mañana sin falta eh

Tú:
Sí señor 🫡

—¿Fran? —peguntó burlonamente Julián.

Levanté la mirada y lo ví con cara de orto. Por algún motivo desconocido Julián odiaba a Franco, sin conocerlo. Bueno, no era desconocido, claramente estaba celoso, pero eran celos irracionales, ya que no lo conoce. Había sido motivo de discusión estos últimos días, porque el lunes y el martes salí a correr con él.

Decidí no pelearle esta vez y le respondí bien.

—Si, le estoy diciendo que los miércoles se suspenden las actividades.

Trátame suavemente | Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora