CAPITULO XIX : PREFERIDOS

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Habían terminado acostados en la cama charlando, ambos seguian desnudos y Alaerys estaba recostada en el pecho de él.

—No puedes quedarte a dormir. —comento después de un largo tiempo de haber estado charlando.

—Aegon siempre lo hace. —acariciaba el cabello de la joven.

—Eso no significa que esté bien. —

—¿Qué importa si está bien o no? —

—Jacaerys podría venir y ¿qué le voy a decir? Es mi prometido aunque no quieras. —

—Te haces la dormida y no respondes cuándo toque a la puerta, dudo que él entre si no se lo permites. —

Tenía un punto y le sorprendía que su repuesta no incluyera un 'que importa' o un 'mejor que nos vea' o algo por el estilo.

—Esta bien. —susurro acariciándole el pecho.— Pero te iras temprano y discretamente.—

—Me parece bien, igual, volveré a traerte un té de luna, le dire a Aegon que lo pida así nadie sospecha nada. —

Ah, había olvidado totalmente eso, bueno, agradecía que él ya hubiera solucionado aquel tema aunque seguramente Aegon no estaría muy contento con aquello.

—Sacate esa cosa de una vez, no puedes estar todo el día con eso puesto. —renego quitándole el parche.

Él la miro algo avergonzado, aún se sentía un poco incómodo que le viera así, aunque uno diría que realmente se sentía vulnerable de aquella manera. La joven sintió por un momento el ardor en donde el pequeño Jaehaerys había puesto su mano, pero lo dejo pasar,como si no fuera nada, a veces le sangraba la nariz y a veces le dolía partes del cuerpo por algún golpe, entonces un dolor no parecía nada fuera de lo común.  Alaerys dormía abrazada a Aemond mientras este aún le acariciaba el cabello, la noche era joven cuando Aegon se había metido, como de costumbre, en los aposentos de su sobrina, le hizo caras a su hermano cuando lo vio allí y aunque podrían haber discutido por el tema el menor decidió no quejarse, simplemente le hizo lugar para que este también pudiera entrar en la cama. Ya estaba acostumbrado a que, si pasaba tiempo con Alaerys, lo más probable es que tuviera que pasar tiempo con su hermano también. Alaerys había dormido comoda entre los dos, a mediados de la madrugada se había despertado y había notado al mayor en su cama abrazandola, por supuesto eso no le había molestado en lo más mínimo, aprovecho a acomodarse mejor entre los dos y había vuelto a dormir.

Cuándo el primer rayo de sol habría atravesado la ventana, Aemond, ya estaba levantado y cambiándose, Alaerys se removió un poco cuando no lo sintió a su lado y fue despertándose.

—¿Ya es la mañana? —susurro adormilada aún.

—Así es. —Aemond sonrió viéndola, aún no llevaba su parche, se acercó y beso sus labios. —Puedes seguir durmiendo un rato más si quieres. —

Ella le acaricio la mejilla antes de que se hubiera alejado. — No, ya me voy a levantar. —susurro.

—No, sigan durmiendo. —musito Aegon aferrandose más fuerte a su sobrina.

—Si quieres dormir hasta más tarde deberías dormir en tus aposentos. —sugirió la joven que se había girado, como pudo, para estar frente a él aunque igualmente atrapada por sus brazos.

—En mis aposentos no estás tú. —abrio levemente los ojos para verla.

—Entonces acostumbrate a despertarte temprano. —

Aegon renegó en voz baja y luego la beso antes de que su hermano lo obligara a levantarse.

—No puedo creer todavía que le hayas cortado así la cara. —el mayor protesto ante su hermano.

Secretos & Deseos {Aemond/Aegon}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora