PARTE III - AEGON

4.8K 497 73
                                    

— Por tu culpa la tonta de Alaerys estuvo molestándome. —se quejo Aegon con el menor.— La hubieras visto. —rio apoyandose en la pared mirando a su hermano que intentaba ignorarle.— Estaba hecha una furia porque le tocamos a su pequeño Aemond. —se burlo pellizcandole ambas mejillas.

—Dejame en paz. —bufo el menor intentando alejarse.

—Curioso que es lo mismo que ella me dijo, que te deje en paz. —paso un brazo por sobre los hombros de su hermano con fuerza para que se quedara junto a él.— Y le dije que ella debería alejarse de ti, ella te trae mala suerte hermano, ¿No lo ves? Su dragón se murió y tu dragón no eclosiona y eres al único que le paso, y solo tu andas siempre con ella. —

—No es así. —musitó volviendo a intentar apartarse pero ahora sonaba dudoso.

—Nuestra sobrina es linda pero no lo vale, en serio te lo digo. —solto una carcajada cuándo Aemond se sonrojó y quiso soltarse ahora con más apuro.— No te avergüences, es normal que te sientas atraído por alguien, pero ella no es la indicada. —nego con la cabeza y se colocó frente a él tomándolo por los hombros.— Te buscare a alguien ideal para que te complazca y dejes de ser un niñito. —

—No me interesa. —hizo una mueca negando con la cabeza.

— ¿Y después te preguntas por qué nos burlamos de ti? Superala, además no te estaba preguntando, es hora que la pongas en algún sitio y lo haras. —

Después de esa charla y de otros sucesos Aemond era incapaz de mirar a Alaerys, había inventado excusas tras excusas para no estar con ella. No sabía realmente si era por lo de la mala suerte, si era porque Aegon había insinuado que le gustaba, porque sentía vergüenza de lo que había estado haciendo o si quizás era porque si le gustaba.

El funeral de Laena Velaryon hizo que Alaerys se negara mentalmente a alguna vez en su vida querer tener un hijo. Igual, consideraba que nunca estaría en esa posición, ¿Quien querría casarse con ella? Su única opción se había esfumado ya.

Debería estar más angustiada porque era su tía pero le preocupaba más el hecho de lo devastado que estaría su tío Daemon. Bueno, su padre también, pero ni siquiera en su mente podría sentir pena por su padre, no es que quería algún mal para él pero tampoco se relacionaban lo suficiente como para sentirse mal por su dolor. Lo mismo le sucedía con sus abuelos, o primas, en un momento solo pensando en Daemon iba a ir a consolarlas pero sus hermanos ya lo habían hecho.

Se quedó sola por una esquina simplemente mirando por aquí y por allá, ni siquiera tenía ganas de escuchar que decían los demás o ver que hacían, una pesada mano la saco de sus pensamientos, si es que había pensamientos en eso, levanto la mirada para ver a Daemon.

—Me deja mal parado que la oveja negra de los Velaryon se vea más triste que el mismísimo esposo. —dejo su mano en la cabeza de la chica y ella no se quejó.

—Si no mostrará una eterna consternación en mi cara quizás el velorio se volvería en uno mio. —musitó.— Y no queremos que Laena pierda su último momento ¿No? —susurro.

—Hubiera sido bueno que llegaras a conocerla, siento que se hubieran llevado bien. —

—¿Hacer que un Velaryon no me odie? Eso hubiera sido extraño. —ambos soltaron una carcajada seca, pocas veces realmente ambos habían hablado pero tenían una química juntos increíble, ambos hubiesen querido ser padre e hija, y extrañamente se querían como tal. Se mandaban cartas siempre que podían, contando cosas simples o hasta chismes.

Daemon se había marchando luego de unos momentos y la joven había quedado nuevamente sola.

—Alaerys. —la llamo de lejos Aemond, sus ojos se iluminaron y camino con velocidad hasta él, no quería correr porque todo el mundo estaba allí listo para reclamarle.

Secretos & Deseos {Aemond/Aegon}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora