Alaerys nació como la primogénita de Rhaenyra Targaryen y aunque formalmente su padre es Laenor Velaryon todo el mundo nota su bastardia en sus mechones negros como la noche entre los platinados.
Solo el círculo interno de la realeza intuye que Sir...
—La princesa Alaerys quiere verla. —anuncio el guardia en la puerta de Helaena.
—Dejala pasar. —ordeno ella que estaba sentada bordando.
—¿Aún tienes los dibujos que te hacía de niña? —Pregunto apenas entro.
—Ah... sí. —
—¿Puedes dejarme verlos? —pregunto mientras alzaba a Jaehaerys que había ido corriendo hacia ella.
—Claro. —le ordenó a una de sus criadas que lo buscará y se lo acercará.— ¿Estás buscando algo? —pregunto desconcertada.
—Sí. —tomó un cuaderno que contenía todos los dibujos que le había hecho, lo apoyo en la mesa y paso página a página hasta que encontró el que buscaba.— ¿Lo recuerdas? —pregunto arrancando la hoja y acercandosela.
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—Sí, era un escarabajo que vimos en los jardines, no volví a encontrarlo. —musitó.
—¿Te acuerdas lo que me dijiste? —Alaerys estaba demasiado acelerada.
—No. —mintio agachando su cabeza para seguir con su bordado.
—Me dijiste 'es del mismo color del ojo de Aemond' y era del color de un zafiro. —
—Ah, sí, es verdad. —parecia ya no prestarle atención.
—Hasta hace poco descubrí que Aemond tiene un zafiro en el lugar de su ojo ¿Cómo es que lo sabías? —
—Es mi hermano, supe que se lo habían puesto, lo vi sin el parche también. —mintio.
—Mientes, esto sucedió mucho antes que eso. —remarco.
—Estas equivoca, sobrina, quizás es por lo que estás lastimada y adolorida que piensas esas cosas, deberías tener cuidado con lo que bebés también.—musito.
Alaerys no grito solo porque tenía al niño en sus brazos, lo dejo en el suelo antes de irse pero le tuvo que prometer que luego lo vería porque sino el pequeño no la soltaba. Marchó con el dibujo hasta los aposentos de su abuelo y espero que le permitiera pasar.
—Alaerys ¿Cómo te encuentras? ¿No deberías estar haciendo reposo? —Viserys I se acercó a ella, se la veía sonrojada y parecía ser de fiebre, además estaba transpirando demasiado para el clima que hacía.
—Estoy bien, tuve dolores peores. —musito rápido mientras le mostraba un dibujo. —Esto se lo hice a Helaena, abuelo, ella me dijo 'Es del color del ojo de Aemond' cuándo aún no había perdido el ojo, y es el mismo color de un zafiro, Helaena tiene sueños del dragón y se han cumplido, y tú antes me habías dicho que soñaste con tu hijo siendo coronado con la corona de Aegon el conquistador ¿Por qué aceptaste que estabas equivocado? ¿Por qué no pensar que no era un hijo de Aemma sino de Alicent? —
—Alaerys, tu nariz esta sangrando. —La Reina que estaba ahí tocó su frente.— Estas ardiendo en fiebre. —
—Estoy bien. —musito pero comenzó a toser sangre y acto seguido vio como todo se volvía negro.
