Alaerys nació como la primogénita de Rhaenyra Targaryen y aunque formalmente su padre es Laenor Velaryon todo el mundo nota su bastardia en sus mechones negros como la noche entre los platinados.
Solo el círculo interno de la realeza intuye que Sir...
—Un último vuelo antes que los maestres me lo prohíban. —rogó la joven que abrazaba la espalda de su esposo en un intento de retenerlo para que no abandoné la cama aún.
—No, ya te dije que no, no se para que insistes. —claro que podía pararse, no es como que ella tuviera mucha fuerza ahora, pero eso sería demasiado descortés.
—Lo hará de una u otra manera, dale el gusto de decirle que sí. —musitó Aegon que estaba recostado en la cama recién despierto.
—No la apoyes, justamente los maestres se lo prohibiran ¿Por qué decirle que sí? Le dijeron que se cuide, Aegon, que vaya a volar nunca es buena idea. —
—Es mejor que lo haga ahora a que lo haga más adelante. —musitó mientras se tapaba.
—Vamos, él tiene razón, llévame a volar contigo, por favor. —fue dejando besos en su cuello.
—¡Bien! Después de entrenar ve a buscarme pero solo hoy y no volverás a volar hasta que hayas parido ¿Entendido? —no podía mantenerse en negación cuando ella lo besaba así.
—Gracias. —le dió un último beso en el cuello y soltó su agarré para dejarlo ir.
Mientras Aemond había ido a entrenar con su tío el otro par habían seguido durmiendo, si Alaerys no podía entrenar no le veía sentido a levantarse tan temprano y, bueno, es sabido que a Aegon le gusta dormir hasta tarde.
Alaerys estaba sentada en el suelo viendo a su padre y a su esposo combatir mientras Aegon estaba recostado sobre su falda con los ojos cerrados.
—¿Ya terminaron? —
—Aún no, voy a avisarte, deja de preguntar a cada rato. —susurró acariciándole el cabello.
—Es solo que me aburro. —
—Tú también deberías estar entrenando. —
—Prefiero estar tranquilo contigo. —
—Estando conmigo o no tampoco entrenarias. —comentó divertida dejando un beso en su frente.
No paso mucho tiempo para que terminara el entrenamiento que estaban teniendo Aemond y Daemon.
—¿Vamos? —luego de un rato Aemond le había ofrecido la mano para que se levantase, Aegon se apartó para que ella pudiera hacerlo.
—¿Me dejarás volar sobre Vaghar? —Alaerys estaba tomada de la mano de Aemond y la de Aegon.
—Hoy estás pidiendo muchas cosas ¿A qué se debe? —indagó el tuerto.
—No seas odioso con ella. —el mayor lo retó.
—Solo quiero saber. —aclaró.
—Los maestres me irán prohibiendo cosas, y sé que ustedes también, así que al menos quiero pasarla bien antes de que lo único que me dejen hacer es bordar en la cama. —
Aegon montó a Sunfyre, Aemond a Vhagar y luego ayudo a Alaerys a subir también, pronto comenzaron a alzar vuelo, esa vez el tuerto había procurado controlarse y realmente hacer un vuelo tranquilo, la princesa hubiera preferido otra cosa pero eso no quitaba que aún así amaba volar con ellos dos, aún si no era una carrera. Nightmare volando solo estaba más libre ya que no tenía que preocuparse de su jinete ni tampoco seguir ordenes, solo volar como se le plazca.
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