CAPITULO LIII: AÑOS

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Año 129 d.c.

—Les agradezco a todos los presentes por asistir hoy para celebrar el primer onomástico de mi querido bisnieto Corwyn Velaryon, hijo primogénito del príncipe Lucerys Velaryon, mi nieto, y lady Rhaena Velaryon, mi sobrina. —

—Targaryen. —había susurrado Daemon.

—Está casada, deja ya el drama. —Alaerys le había dado un codazo a su padre, aún no aceptaba que por haberse casado con Luke haya tomado su apellido.

—Levanten sus copas en un brindis por Corwyn, futuro heredero de Driftmark, que los años venideros estén llenos de dicha y buena fortuna. —terminó el discurso del rey y todos brindaron luego de clamar el nombre del niño.

—Si no dejas de mirarlo así él tampoco dejará de mirarnos. —Aemond le susurró a Aegon.

—Él nos seguirá mirando aún si aparto la vista. —odiaba con todas sus fuerzas a Joffrey Velaryon.

—Mejor olvídalo y ven a bailar conmigo, me lo debes .—la joven se levantó y le extendió la mano.

—Está bien. —tomó su mano con una sonrisa.

—Volveremos en un rato. —ella mencionó besando a Aemond.

—No se preocupen, que yo se los cuido. —Daemon comentó sentándose en el lugar de Alaerys y pasando su brazo por el hombro del joven.

—Diviértanse. —Aemond tomó la mano de su esposa y le dió un beso antes de dejarla ir.

—Ambos terminarán totalmente ebrios. —Aegon acotó cuándo estuvieron más lejos.

—Eso es más que seguro, parece que quiere robar tu lugar. —rio.

—Está bebiendo todo lo que no bebió antes. —

—Quizá no debimos hacerlo beber con nosotros tan seguido. —

—Lo hecho, hecho está. —

Aegon se arrepentía de haber bailado la otra vez con todas esas chicas porque, aunque en su momento se sintió bien, no eran nada en comparación con lo que era bailar con su Erys, era verdad que ella era bastante mala bailando pero verla sonreír, tomar su mano, y tenerla cerca era una sensación incomparable. Ahora podía besarla en público y aprovechó cada oportunidad que tuvo para hacerlo, ellos eran felices bailando juntos que no notaban ni la mirada de odio profunda de Joffrey ni los celos y envidia de un montón de mujeres que les era inexplicable como la bastarda a la que nadie quería terminó quedándose con ambos príncipes Targaryen, uno de ellos el heredero al trono y el otro el jinete que derrotó a tres dragones montados, sí, la fama de borracho y promiscuo de Aegon había desaparecido con aquella hazaña, o al menos para todas las damas.

—Si te la vas a pasar toda la noche clavandole la mirada a nuestra hermana así, mejor sólo vete a tus aposentos. —amenazó Luke a su hermano.

—¿Vas a retarme por mirar a alguien? —bramó.

—Te reto porque los estás provocando, Alaerys te tiene paciencia porque eres también su hermano y porque me tiene consideración, pero no creas que Aemond o Aegon seguirán aguantandote mucho más. —

—No les tengo miedo. —

—Eres un imbécil si no lo haces, quizá debas recordar que nuestro abuelo, el rey, te ordenó mantener distancia de ellos luego de que la lastimaste. —

—No fue nada eso. —

—Lo sé, porque sino sir Arryk te hubiese sacado la cabeza. —

—¡No sé porque todos están de su maldito lado! —

Secretos & Deseos {Aemond/Aegon}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora