CAPITULO XX : ONOMÁSTICO

2.2K 213 14
                                    

Los días habían pasado rápidamente, más de lo que ella quisiera, Lucerys le había mandado una carta avisándole que parecía que Rhaenyra si iría a la cacería, como también lo haría Rhaenys con Baela, y eso era demasiado sospechoso, no tenía ningún problema con su hermana pero tanto Rhaenyra como Rhaneys siempre se habían mostrado hostiles con ella y no entendía porque ahora querrían ir a su onomástico, bueno, quizás de su madre lo entendía, al fin y al cabo podría preocuparle el que dirán si ella no asistía al día del nombre de su hija pero y la Reina que nunca fue ¿Qué interés podría tener para asistir? Si aquella sensación de que todo sería un desastre ya la molestaba antes en este preciso momento la estaba matando.

Volviendo al tema de las cartas, Jacaerys le había mandado una, era corta y simple pero linda, le había respondido el mismo día aún cuándo eso encendió los celos de sus tíos que, como siempre, habían estado hurgando en sus cosas y la habían leído, debería empezar a poner sus cosas bajo llave.

—No te vayas. —musito la joven aferrandose con un abrazo a la cintura de Aemond.

—Ya salió el sol, y aunque usemos los pasadizos deberíamos... —Alaerys interrumpo su discurso con un beso profundo que él fue incapaz de no corresponder.

Aegon abrazaba, como de costumbre, a la joven por detras y de los tres siempre era el que estaba más adormilado o no quería levantarse.

—Eso, eso, no lo dejes salir de la cama y sigamos durmiendo. —susurro mientras movía sus piernas que estaban enganchadas tanto con las de su sobrina como con las de su hermano.

—Es su onomástico, no la apoyes. —renego luego de separarse de la joven y pateo a este.

—Con más razón, si quiere dormir, que duerma. —le golpeo con la palma de la mano el brazo.

—Tenemos que ir hacia el bosque, inútil, no podemos pasarnos toda la mañana en cama. —le golpeo igual pero en la cara.

—Me van a dar a mi estúpidos. —chillo la joven riendo.

Aún cuándo la joven quería evitar ese día a toda costa le había sido imposible, y más porque Aemond no estaba dispuesto a apoyar ninguna de las ideas que ella planteaba para no asistir, contrario a Aegon que apoyaba hasta la mayor estupidez. Los jóvenes se habían ya marchado y ella estaba terminando de tomar un baño cuando la reina toco a su puerta, ella se vistió con una bata antes de dejarla pasar, la mujer había venido con un regalo que por increíble que sonara era totalmente adecuado, era ropa y para su sorpresa no era un vestido, no, era para dejarlo fácil el conjunto de ropa que usaba Aemond pero con algunos detalles diferentes y con el tamaño adecuado para ella, le parecía maravilloso y cuándo le agradeció a la Reina esta vez lo hizo con sinceridad.

Daemon, y la familia entera, había llegado recién a Pozo Dragón y como la Reina estaba muy apurada envío a los jóvenes en un carruaje hasta el bosque. Había un claro espacio para que dos se sentarán de un lado y el que quedaba del otro lado, pero ambos hermanos habían decidido sentarse a lado y lado de Alaerys, a ella no le molestaba, le gustaba estar cerca de ellos así que no les dijo nada. Aemond era feliz viendo la ropa que su madre le había dado a la joven ya que se sentía a juego con ella y le hacía sentir más especial, Aegon la verdad ni había notado aquello.

—¿Crees que sea necesario que vayamos a cazar nosotros? —Aegon jugaba con la mano de su sobrina, giraba los anillos que ella tenía, los sacaba y ponía o acariciaba su palma y dedos.

—No lo creo, igual no lo encuentro muy interesante. —comento con la cabeza apoyada en el hombro de Aemond.

—Es curioso que matar algo no te plazca. —se burlo el menor.

Secretos & Deseos {Aemond/Aegon}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora