Le habían mandado un cuervo a Rhaenyra para que se presentará con urgencia ante el Rey Viserys I, solo decía eso, nada más. La mujer pensó que se trataba de Jacaerys, pero claro, asumía que había intentado detener la boda de su hermana de alguna otra manera y que, su padre, solo quería darle algún tipo de castigo.
Volviendo a King's Landing, Alaerys se recomponia lentamente, y eso enloquecía a todos a su alrededor, generalmente ella al día de haber sufrido una herida estaba lista para meterse en otro problema, o ya tenía su lengua afilada nuevamente, esta vez no, no es que estaba moribunda, nada de eso, pero estaba demasiado débil, los maestres consideraban que si hubiera descansado apenas había recibido aquella herida ahora estaría mucho mejor, el haber exigido demasido a su cuerpo ahora estaba pasando factura. Y bueno, no solo era su cuerpo, mentalmente estaba exhausta, aquello había sido demasiado, no pasaba un minuto en que los recuerdo de aquel momento le envenenaran la mente.
Daemon se tomó su tiempo para hablar con Lucerys, este último no lo culpaba como tal, pero bien sabía que la situación ya estaba lo suficientemente controlada como para que eso no fuera necesario. Sabía bien que su hermano había estado dispuesto a matar a su hermana, y en algún punto, realmente pensó que hasta sería capaz de matarlo a él, pero todo eso no quitaba de ninguna manera que le dolía demasiado la pérdida de Jacaerys, su hermano, su querido hermano y ni quería pensar como se sentiría su madre o que es lo que haría. Le sorprendía lo tonta que a veces podía ser su hermana, todos bien sabían que ella estaba en contra de su madre en el trono, nunca sería una sorpresa o un secreto que ella intentara que alguno de sus tíos ocupe el trono, él no la odiaría por eso, como tampoco había odiado a su madre por desheredarla a ella, todos peleaban por ese maldito trono.
Sir Arryk y Sir Erryk estaban en la puerta de los aposentos de Aemond, y el rey le había ordenado, desde ya, que la princesa Rhaenyra por ninguna razón entraría allí, tan confiado de su hija no estaba. Y la duda ya se había instalado en él, no importa cuánto la defendiera frente a los demás él era consciente de la verdad, claro que sabía que la mayoría de sus nietos eran bastardos, claro que lo sabía, no era ningún tonto ¿Pero que haría? La mejor opción siempre había sido negar aquello, el decir algo era una condena totalmente directa a su hija y a sus nietos, no había otra manera. Quizás debió ser más duro con ella después del nacimiento de Alaerys, y es que sabía con certeza que su esposa tenía razón, uno es un error, cuatro era un insulto. También sabía cómo había odiado a la pequeña Alaerys desde su nacimiento, aún así él la dejo desheredarla, ah, había sido tan complaciente, su nieta tenía razón, amaba a Rhaenyra sobre todo pero había hecho una preferencia abismal hacía ella solo por el recuerdo de su amada Aemma, ah, si ella hubiera seguido con vida las cosas hubieran sido tan diferentes, si tan solo no hubiera buscado con tanta desesperación aquel hijo varón ¿Para qué? Tenía dos ahora y realmente poco había hecho por ellos. Este momento sería un punto final, lo que Rhaenyra decida hacer con la verdad sobre la muerte de Jacaerys sería lo que decidiría si él seguiría manteniendola como su heredera al trono.
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Secretos & Deseos {Aemond/Aegon}
FanfictionAlaerys nació como la primogénita de Rhaenyra Targaryen y aunque formalmente su padre es Laenor Velaryon todo el mundo nota su bastardia en sus mechones negros como la noche entre los platinados. Solo el círculo interno de la realeza intuye que Sir...