CAPITULO XXXI: HEREDERO

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Pasaron unos cuantos días y las cosas estaban bastante tranquilas, Alaerys estaba en la biblioteca con Lucerys que buscaba algunos libros mientras ella lo seguía, cuando los encontró los puso en la mesa mientras leía en voz alta para su hermana, a ella no le interesaban mucho pero disfrutaba pasar tiempo con él, entendía cómo le interesaba saber sobré las batallas marítimas pero a ella le parecían aburridas, ni siquiera aunque lo intentara tendría una gota de Velaryon, no había nada como surcar los cielos o las batallas en tierra, todavía recordaba algunos viajes en barco que tuvo que hacer y de solo pensarlo se le revolvía el estómago.

—¿Estás siquiera prestandome atención? —

—Lo siento, estaba haciéndolo hasta la hoja anterior pero recordaba algunas cosas y deje de prestar atención. —confesó

—Si no quieres que te lea solo dímelo. —el joven parecía ofendido.

—No es eso, bueno, sí, no me gustan las historias marítimas pero en general he tenido muchas cosas en mí cabeza estos días. —

—¿La boda? —

—En parte. —

—Todo saldrá bien, nuestro tío está demasido entusiasmado, no te va a dejar plantada. —

—No es lo que pensaba, pero gracias por el aporte. —sonrió molestándolo.

—¿Entonces? ¿Qué es lo que te tiene así? —había dejado el libro a un lado.

—Siempre pasa algo malo en cada evento al que voy ¿Por qué este sería la excepción? —

—No pasará nada, sólo estas pensando, como siempre, demasiado. Lo peor que puede pasar es que Aegon se tomé todo el vino antes de que comience el baile. —bromeó.

—Ese vino horroroso que eligieron. —

—A todos nos gustó menos a ti. —

—Todos tienen mal gusto. —

—Hablando de mal gusto, de malas decisiones, hay algo que te estás guardando desde lo de Otto Hightower y no me lo has dicho y estoy seguro a nuestros tíos tampoco. —

—Esperaba que no lo preguntes porque no es algo de lo que estoy dispuesta a comentar. —

—¿Ya te lo encamaste? —

—No, Lucerys ¡por los dioses! claro que no. —

—Entonces dímelo. —

—No hasta que tomé una desición. —

—¿Qué tipo de desición, Alaerys? Si no me dices en qué estas metida se lo diré todo a nuestro padre. —

—¡No me amenaces, Luke! —

—¡No lo haría si no tomarás desiciones tan desacertadas! —

Antes que la discusión escalé más un sirviente entró a la biblioteca buscando a la princesa.

—El Rey la solicita en sus aposentos, princesa, ahora mismo. —

—Entiendo, ahí voy. —señaló a su hermano con el dedo indice. —Ni una palabra a nadie del tema hasta que vuelva. —advirtió antes de marcharse.

No le daba buena espina que su abuelo la llamara tán de repente y así, generalmente, si lo hacía nunca estaba un «ahora mismo.» introducido en ninguna frase, y quizá la Mano del Rey este involucrado en aquello y ella no había tenido el suficiente tiempo para decidir, en realidad sí tenía una desición el problema es que no estaba segura si era lo mejor involucrarse tanto en el asunto, no quería ser supersticiosa pero hablaron del tema y paso ¿No era mejor guardarse las cosas entonces? Cuándo llegó a los aposentos de su abuelo se acercó a él, estaba sentado en una silla viendo su gran maqueta, tomó su mano como era costumbre mientras le sonreía e intentaba ignorar a la mano del Rey que se encontraba a un lado.

Secretos & Deseos {Aemond/Aegon}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora