Secretos & Deseos {Aemond/Aegon}

CAPITULO X: EL PRIMERO

Alaerys acariciaba a Caraxes en Pozo Dragon.

—Pensé te quedarías más tiempo. —

—Pensaba hacerlo, pero ya que te quedarás no es necesario. —Daemon comento acariciando a su dragón también.

—Sabía que te traías algo entre manos cuando aceptaste tan rápido. —

—Los Verdes están tomando mucho poder. —

—La religión es un arma poderosa. —se refirió a todos los símbolos Targaryen que habían sido cambiado por los de la fé de los Siete.

—Y no quiero que estén sin supervisión, mi hermano no está teniendo una mano firme. —

—¿Quieres que sea el susurro en sus oídos? —

—Básicamente. —

—Esta bien. —Alaerys beso al dragón sonriendo y se separó un poco.

—¿A qué se debe esa sonrisa? —

—¿Ah? —

—Tienes la misma cara después de salir de un burdel. —río mirándola.- ¿Aegon? -

—Aemond. —musitó.

—¿Aemond? —ya no se lo veía tan contento.

—Aemond. —reafirmo.— Igual, no llegamos hasta el final. -

—¿Por qué estas esperando a Aegon o por qué no querías llegar hasta el final con él? —

—Un poco de ambas. —confesó.

—Jacaerys esperaba que no te fuera tan bien con eso. —añadió.

—¿Se lo dijiste a Jacaerys? —sus mejillas estaban rojas.

—No es tonto, sabía porqué venías, no tuve que decirle nada. —

—Me sorprende que no haya venido con nosotros. —

—Le dije que no lo hiciera. —

—Ah. —eso tenía sentido.

—Y no prometo que no venga cuando se enteré que no vuelves conmigo. —intentó no reír. —Se te junta el ganado Alaerys. —termino haciéndolo.

—Cállate. —bufó.

—Ven. —abrió sus brazos y ella se acomodo para que la abrazara.— Te extrañare mi oveja negra. —beso la cabeza de la joven.

—Ya deberías dejar de llamarme así. —se acurrucó un poco en sus brazos.— También te extrañare. —

Alicent había entrado a los aposentos de su esposo cuando se dio con la desagradable sorpresa que su dolor de cabeza más reciente estaba allí.

Alaerys estaba parada a lado de donde estaba sentado su abuelo dándole la mano y charlando con unas sonrisas.