Capitulo 02... Traidora

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Narrador omnisciente

Isla estaba frente a la ventana che dk el sol salió. Se sentía miserable y nunca se le paso por la cabeza que su hermana haría algo así. Nunca fueron unidas pero jamás habría pensado que haría algo así.

Cuando Camil entro a la habitación para prepararla y despertarla se llevó la sorpresa de que ya estaba despierta. Sin internar hablar o mantener una conversación comenzó a vestirla y peinar su cabello para el compromiso que tenía con la reina.

Al estar lista salió de su habitación y camino hacia la entrada del castillo donde la Reina e Isabel la esperaban. Manteniendo su expresión imperturbable hizo una reverencia usando cada fibra de su ser para no gritarle a Isabel.

–¿A dónde iremos?

–No te preocupes, no es muy lejos– María sonrió amable y le indico que suba al carruaje

Alrededor de una media hora después en un silencio incómodo en ese pequeño lugar Isla sirvió su mirada a su madrastra.

–¿A dónde se supone que vamos? Ya nos alejamos mucho del palacio.

–Falta poco– Dijo Isabel y el carruaje se detuvo. Se lograba oír movimiento en la parte de afuera, gritos, sonidos de espaldas chucamso entre si y luego silencio. Intenté correr la.cortina para ver al exterior pero la mano de Isabel tomo la mia con fuerza.

La puerta del carruaje se abrió y allí apareció cinco hombres vestidos de negro y con sangre cubriendo parte de sus vestiduras. Hicieron una reverencia y María sonrió mientras salía primero, Isabel la siguió y uno de los hombres tomo a Isla y la hizo bajar arrojandola al suelo.

–¿Que está pasando?– Miro a su alrededor y al ver a los miembros de la guardia real en el suelo sin vida intento retroceder.

–Te presento a hombre que por una cierta cantidad de dinero harían cualquier cosa– Sonrió la Reina –Ellos están aquí para exterminar el problema de raíz, querida Isla.

–¿Trabajan para ti? ¡Acaban de masacrar a la guardia Real!

–¡No me alces al voz!– Grito acercándose y da dandole una cachetada. Sus anillos ostentosos y cubiertos de joyería abrieron una pequeña herida en la mejilla de la princesa.

–¿Por quée hace esto?

–Encontre esto entre las cosas personales de Álvaro– Saco de su abrigo y anillo de bodas, mucho menos ostentoso que el que ella llevaba y lo me lo arrojo –Era de tu madre, del día que se casaron. El lo guardo... Tiene una nueva amante ahora, pelinegra y con ojos verdes, igual a tu madre. ¡No soporto que sea así!

–¡¿Me haces esto por celos a unaubet que ya no vive?!

–No son solo celos– Se acercó y tomo la barbilla de la menor con fuerza –Es el recordatorio... Por años le di hijo tras hijo, fui complaciente y logré que te desplazaran metiendo rumores a su cabeza pero lo que tanto temia llegó... Empieza a sentir pena por ti, empiezas a recordarle a ella, le recuerdas a esa niña que necesitaba protección.

–¿Vas a matarme?

–¿Yo? Yo no me ensuciare las manos contigo... Para eso están ellos– Apunto a los hombres –No te preocupes, med di órdenes estrictas para una muerte rápida... No soy tan despiada, cariño– Sonrió y se levantó alejándose.

–Cuidare bien a Daniel en tu ausencia, hermana... Yo nunca quise esto pero... me gusta ser la hija favorita y que tú seas menos me divierte mucho. Lo siento.

–¡Mi padre preguntara por mi! ¡Qué es lo que van a decirle! ¡No va a creer cualquier cosa, me buscará y las castigara!

–El solo va a consolarme, no le gusta verme llorar y estaré tan asustada– Isabel sonrió acomodándose el cabello.

𝐔𝐧 𝐞𝐬𝐭𝐮𝐩𝐢𝐝𝐨 𝐩𝐫𝐢𝐧𝐜𝐢𝐩𝐞 • 𝑺𝑬𝑳𝑰𝑴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora