La guerra había comenzado. Héroes y villanos disputaban sobre el futuro de la sociedad con los primeros ataques a la población, advirtiéndonos de sus intenciones.
Y así empezó todo.
-Mierda las llaves- volví al coche para buscarlas, preparada para abrir la tienda de animales cuando las encontrara -aquí.
Fui a por un café pasadas un par de horas, y fue en la misma cafetería donde todo cambió.
-Oye...- calentando la leche se me acercó la empleada que me atendía casi siempre -se ha vuelto a poner malo- avisó tímida.
-¿Pus en el ojo?- pregunté agarrando algunos azucarillos.
-Hice todo lo que me dijiste, pero vuelve a estar enfermo.
-Me lo llevo- me sonrió muy alegre -te advierto que lo más seguro es que este no sea el lugar indicado para un gato tan enfermizo.
Asintió triste y me tendió la bebida sin cobrarme nada, por las molestias supongo.
-Aquí está- el gato ronroneaba en el transportín cada vez que me veía -otra vez contigo- me dijo.
-Luego me paso y te cuento lo que le vea- cogí el asa y salí directa al local con la bebida en la mano.
Y esa era yo, una adulta que vestía chaquetas enormes y que se paseaba siempre con un gato nuevo y un café bien cargado.
-Bueno pequeño, vamos a ver- lo dejé salir tranquilamente -pobrecito- le acaricié la cabeza -esto no pinta bien- le hice unas curas básicas hasta tener los resultados de algunas pruebas y lo dejé corretear con un collar isabelino para que no se rascara.
Jugué con mis mininos todo lo que quisieron y más, los tenía muy mimados. Obviamente también atendí a algunos clientes, pero no me agradaban tanto como los animales.
-Ahora vuelvo- avisé como si me entendieran.
Me quité el delantal y me abrigué para salir -qué manía la mía la de no llevar sujetador- susurré notando que se me movían levemente -pero bueno, bastante que llevo bragas.
Llegué a la puerta de la cafetería para volver a entrar.
-O más bien, este hilo dental que se mete por la raja como si quisiera conocerme el alma.
-¡¿Y bien?!- parecía alegrarse por verme.
Mientras me acercaba el suelo empezó a moverse acompañado de un griterío que venía de fuera.
-¡VAMOS!- dos hombres salieron corriendo a ayudar, y cuando a uno de ellos se le elevó el pelo el suelo paró.
Estaba incrédula, pero poco me duró cuando uno de mis gatos pasó corriendo asustado.
-¡No!- intenté seguirle la pista pero ya no estaba.
Tuve que ir a la tienda para comprobar que ninguno más iba a escapar, odiaban los ruidos fuertes y por culpa del movimiento la puerta se había quedado abierta.
-Y con este ya está- metí a todos en sus jaulas por separado, para que no se atacaran entre ellos si volvían a asustarse.
Regresé y salí en busca del que faltaba, intentando visualizarlo entre tantas personas peleando con sus quirks, pero no lo encontraba. Me agaché para gatear y buscarlo, porque mejor eso que nada, y la verdad es que no se me ocurría otra cosa. Pasaba por las piernas de la gente intentando que no me pisaran, sin hacer caso de lo que me rodeaba, pues ahora mismo podría estar debajo de un villano, pero era algo que ahora no me venía bien pensar porque la prioridad era otra.
ESTÁS LEYENDO
HÉROE HERIDO - AIZAWA SHŌTA
FanfictionLeah le propone una terapia de encuentros semanales al profesor que tiene problemas con su gato. ¿Conseguirá que el héroe con una vida de constante alerta mental se relaje para poder acercarse a su mascota?