Capítulo 17

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NARRA AIZAWA

Creo que no llegué a dormir del tirón ni media hora. Su teoría del acercamiento podía tener sentido, pero no contaba con mi poca flexibilidad para compartir mis pertenencias. Pero a esto estaba acostumbrado, es el sacrificio de la servidumbre.

Seguía durmiendo al otro lado de la cama después de haberme abrazado como una niña a un peluche toda la noche. Ahora llevaba unos minutos mirándola con la espalda al descubierto, empezaba a ponérsele la piel de gallina y le subí la sábana hasta el hombro.

Me levanté a preparar café y darme una ducha, tenía trabajo acumulado y me gustaba aprovechar la tranquilidad de las solitarias mañanas. Saludé a Oboro y agarré en brazos a Rasputín para ver cómo se encontraba, al parecer habían dormido juntos sin percances, algo sospechoso. Le acaricié un poco la barriga y lo volví a dejar antes de que al mío le entraran injustificados celos. Les repuse los cuencos y al poner la cafetera en marcha volví a entrar sigilosamente a la habitación, cerrando la puerta detrás de mí para que los gatos no entraran.

Cogí unos pantalones cómodos y una camiseta para cambiarme después y arrimé la puerta lo suficiente como para no molestar. Enjabonándome pensé en hacer algunas llamadas ahora que estaba dormida, y mientras me retocaba la zona íntima con la maquinilla recordé la maleta de Leah, ahí había cosas para más de una noche.

-No voy a dormir nada.

Maldije lavándome el tronco.

-¿Eso es una invitación?

Se había puesto una camiseta.

-¿Eso es mío?

Miró hacia abajo -no.

Le quedaba algo grande, por eso había preguntado.

-¿Has dormido bien?

De un pequeño salto se sentó en el lavabo.

-¿Te da igual que te vea ducharte?

-¿Te importa ver un pene cuando no te lo estás comiendo?

Agachando la cabeza la vi sonreír de lado, moviendo sus piernas en el aire.

-¿Pudiste relajarte?

-A ratos.

-O sea que no.

Salí de la ducha y le pedí que me pasara una toalla con la que secarme rápido.

-¿Y la ropa interior?- preguntó al ponerme el chándal.

-Estoy en mi casa- respondí obvio -no llevo los huevos atados.

-¿No te molesta tener eso colgando?

-¿No te molesta tener eso- dirigí la vista al nivel de sus tetas -colgando?

Salimos del baño y sin esperar mucho los gatos se acercaron a ella en cuanto la vieron salir de la habitación.

-Rasputín está mejor- dijo sonriendo y acariciando al felino.

-Ahora los dos son unas bolas de pelo recuperadas- serví los cafés -¿qué fue lo que le pasó?

-No lo sé. No lo vi- se acercó a la mesa y rechazó la taza cuando se la di -oye no hace falta que te preocupes por mí, me iré a casa de una amiga. Además, tengo que cuidar a mis gatos.

-No me molestas.

-Después de atacarme dudo mucho que un héroe pueda decirme que le estoy molestando. Pero gracias por el esfuerzo, ha sonado casi creíble.

HÉROE HERIDO - AIZAWA SHŌTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora