Capítulo 48

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Se fueron dejándonos muy intrigados.

-¿Al final qué ha pasado con Yasu? Mic dice que no está bien.

-No he cogido el teléfono, sigue cargando. Pero es hora de que les cuente quién soy- me miró con ojos de cordero degollado -me están apoyando a pesar de todo, es lo mínimo que se merecen.

-Queda con ellos, es mejor en persona.

Le dejé un beso en la cabeza.

-¿Y la reunión qué tal?- se sentó en el mueble mientras me servía otra copa -no todo lo que reluce es oro y vienes estresado- se cruzó de brazos mientras me veía beber -¿quieres hablarlo?

Dejé el vaso y la miré intentando comprender mi postura, entonces me devolvió una mirada tierna y me deshice entero, comprendiéndolo al instante. Abrí sus piernas poniéndome entre ellas y la abracé, agarrándola y atrayéndola del culo para besarla, me sujetó de la nuca y nos unimos en un beso en el que me hizo buscar su lengua para jugar un poco, pero se hizo de rogar y la tomé del cuello para que no se alejara. La solté cuando sentí que había abusado suficiente de su cariño, tenía los ojos cerrados cuando me separe.

-Oye- miré por toda la casa mientras se espabilaba -¿dónde está mi gato?

-Lo he dejado en la habitación, es que está un poco...

-- apoyé las manos en el mueble -parece que vuelve a sus días.

-Pero ahora también puedo decir que está así por mi culpa.

-Míranos compartiendo la responsabilidad del bebé- enredó algunos dedos en mi pelo -creo que le vendría bien que hiciéramos terapia.

-¿Te tengo desatendido?

-Es una sugerencia, la experta eres tú.

Su traviesa mano me empezó a acariciar y terminó agarrándome fuerte de la entrepierna, emití un grito ahogado y comenzó a masajearme, se me endureció enseguida y apoyé la frente en su hombro, conteniéndome para no morderle. Cuando levanté la cabeza para besarla me pareció ver algo detrás y la detuve sosteniéndole la muñeca.

-Ichiro.

Frunció el ceño -me empieza a preocupar tanta obsesión con mi tío.

-Que no, que está aquí.

El humo empezaba a crear su figura y la bajé rápido al suelo, e intentando disimular que no estábamos haciendo nada se puso delante para taparme.

-UF- hizo su aparición -ya estoy un poco mayor para viajar así.

-Hola- saludamos a la vez.

-Qué bien que te encuentro preparada, ¿nos vamos?

-¿A dónde?- preguntó Leah.

-Con los abogados, han aceptado verte.

-¿Qué abogados?- pregunté harto de hablar de ellos.

-Pero si al final no los llamé.

-Por eso lo hice yo- respondió el señor.

-Tío, es que ya tengo seis abogados.

-Pero si ayer dij-

-Sí sí lo sé, pero hoy tengo seis.

-Pero necesitas a estos, son los que se encargaron de que la detención de Hanzō no se hiciera público, trabajaron para Fatgum- frunció el ceño -lo conocen a él y conocen tu caso.

HÉROE HERIDO - AIZAWA SHŌTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora