Capítulo 12

615 61 7
                                    

-Señor Aizawa- se aclaró la garganta -a las pruebas me remito, sólo intento encajar las piezas. Estaban solos, nadie más pudo haberle hecho nada. Sus pruebas dan un nivel normal de azúcar, y cualquier cosa que pudiera dejarlo en ese estado está bien. No ha sido por una condición médica.

-Fue consentido.

-¿Cómo lo sabe?

-Porque me acuerdo.

-Ha dicho que no recuerda nada.

-He dicho que me acuerdo vagamente.

Un suspiro largo dio paso a Yamada.

-No estoy entendiendo, dice que no fue ninguna sustancia y tampoco naturalmente, entonces, ¿considera que lo hizo con su quirk?

-Es una posibilidad.

-¿Cuál es su quirk?- preguntó el rubio.

-Su informe apunta a que es capaz de controlar cualquier cosa con vida desde los cuatro años.

-Flujo vital- corrigió el profesor.

-Vale, entiendo porqué insinúa que abusó de él, pero ¿cómo va a adormecerlo con esa peculiaridad? ¿No se está contradiciendo?

-¿Disculpe?- el agente no parecía entender su postura.

-Si todo en él va bien, no ha podido acelerar ni detener ni alterar nada de su organismo, ¿cierto?

Volvieron a callarse.

-Inspector le digo que ella no ha hecho nada. Si así fuera no hubiese pedido ayuda, no tendría sentido.

-O es una coartada perfecta. Pero ¿qué es lo que recuerda?- insistió.

-Llegué a casa después del enfrentamiento, Yamada me llevó. Al llegar Leah estaba cuidando de mi gato, ha sido operado y ella lo ha estado cuidando, es veterinaria. Quise llegar a mi habitación porque tenía un corte feo y no quería que lo viera, pero se dio cuenta e insistió en ayudar.

-¿Y qué pasó?

-Estaba en el suelo y se agachó para curarme la herida, llevaba... una falda muy corta, porque se estaba probando el disfraz de una despedida de soltera que tiene y la miré por un reflejo que tenía detrás. Leah ni siquiera se estaba dando cuenta, estaba cerrándome la herida con su kosei.

-¿Dice que tenía el quirk activado?

-¿Está usted escuchándome?- volvió a sonar duro.

-Sólo es una pregunta.

-Deje de escribir, lo está poniendo nervioso- avisó su amigo.

Suspiró tan profundo que lo escuché como si estuviera a mi lado, era como si me estuviera tocando el hombro. Su presencia era alarmante.

-Leah.

-¡AAHH!- salté del susto y me giré con todo el disimulo que pude reunir, viendo a la señora Amano mirarme con desaprobación -¿qué hay de nuevo?- me apoyé en el marco de la puerta con una sonrisa tímida.

-¿Has estado escuchando todo?

Negué con la cabeza.

-Lo has hecho.

Suspiré y asentí.

-¿Y qué han dicho?- sonrió curiosa y me reí.

-Vamos a por un café de verdad, el de aquí no se la daría ni a Jessica.

HÉROE HERIDO - AIZAWA SHŌTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora