Leah le propone una terapia de encuentros semanales al profesor que tiene problemas con su gato. ¿Conseguirá que el héroe con una vida de constante alerta mental se relaje para poder acercarse a su mascota?
Los chicos acabaron escapando mientras Leah corría al local para saber qué había pasado, con la esperanza de que sus amigos estuvieran bien y que todo fuera un susto.
Como no se había ido muy lejos llegó enseguida y vio el humo pero no fuego, la gente salía tosiendo y el pub no parecía estar en malas condiciones. Se llevó una alegría al ver a Kimi saliendo con Manual.
-¡¿Y los demás?!- preguntó histérica.
La novia señaló dentro con un ataque de asma, por suerte, las sirenas de emergencias empezaban a escucharse.
Sin saber lo que iba a encontrar dentro entró para confirmar que los demás no necesitaban ayuda. Se asustó un poco cuando vio que el panorama anterior no había cambiado, algunos seguían pegándose y los gritos seguían presentes, pero el humo dificultaba la visión y también empezaba a provocarle problemas de respiración. Algunos de los que intentaban salir la empujaban desconsideradamente mientras veía que en la barra la gente seguía bebiendo, y se asustó cuando un hombre se puso delante con intenciones desagradables, pero cuando pudo ver bien su cara alertó uno de los problemas de la noche; alguna droga los había descontrolado.
Cuando el chico la agarró fuerte del brazo le dio un espasmo y cayó al suelo agarrándose el pecho, Leah solo podía retirarse asustada, y mientras caminaba hacia atrás chocó con otro de ellos.
-H-hola gua-pa- sonrió con un ojo medio cerrado -esta n-noche- parpadeó muy despacio -voy a triunfar- comentó relamiéndose los labios.
La morena no dudó en gritar y alejarse cuando se abalanzó sobre ella, y tras unos torpes intentos de besarla un brazo se interpuso entre los dos agarrando al chico de la camiseta para dormirlo de tres puñetazos. Estaba al borde del colapso y los ojos se le llenaron de lágrimas, pero una cara conocida intentaba que volviera en sí, apoyando las manos a los lados de su cuello para que lo mirase.
-Leah- llamó Aizawa -Leah.
Cuando enfocó Eraser se encargó de sacarla llevándola rodeada de la cintura para mantenerla.
Los servicios de emergencia estaban atendiendo a los afectados, vaciando el edificio y llevándose a comisaría a otros. Yasu e Hiroko se encontraban sentadas al borde de la acera mientras Mic, sosteniendo una compresa fría sobre su nariz, daba testimonio a uno de los agentes. A Kimi la habían enchufado para darle un poco de oxígeno.
-Espera en el coche- le entregó las llaves y le señaló donde estaba -ahora voy yo.
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Leah lo esperaba sentada en el asiento del copiloto con las piernas fuera, se había tranquilizado pero no estaba bien, habían sido muchas emociones y mucho alcohol. Aizawa llevaba un rato hablando con la policía y el lugar ya se había despejado considerablemente. Aún así, el profesor solía mirar el vehículo para asegurar que no pasaba nada.
-Gracias.
Se despidió del agente y ayudó a las chicas a levantarse del suelo para que Yamada no se esforzara después del golpe. Cuando las chicas abrieron las puertas de atrás Aizawa fue donde Leah y le preguntó si estaba bien, quien asintió sin fuerzas apoyada en el asiento.
