Leah le propone una terapia de encuentros semanales al profesor que tiene problemas con su gato. ¿Conseguirá que el héroe con una vida de constante alerta mental se relaje para poder acercarse a su mascota?
Leah estaba secándose tras salir de la ducha cuando a través del espejo vio que Shōta la miraba.
-Les he enviado el contacto de Yoshida a los abogados con los que me reuní ayer- comentó la mujer.
-¿Al final cuántos abogados son?
-Teóricamente nueve, pero de los tres de mi tío solo irá uno.
-Yoshida será otro.
-¿Y de la UA?- preguntó sin conocerlos.
-Espero que ninguno- confesó sincero.
-¿Tan mal te han caído?
-No parecen volcados en la causa- se cruzó de brazos apoyándose en el marco de la puerta -eso me preocupa. Están más interesados en que Nezu los retire del asunto que de presentarse como defensa.
Se secó las gotas gordas del cabello pasándose la toalla.
-En ese caso puedes decirle a Nezu que gracias pero que ya tengo un equipo dispuesto a darme voz.
Se inclinó para secarse mejor el pelo, mientras el profesor seguía atento a sus movimientos.
-¿Te he dicho que me pones mucho cuando estás a la defensiva?
-¿De ahí las ganas de la primera vez en mi cocina?
-El gesto se te endurece y tu mirada se intensifica- la chica se giró para mirarlo cara a cara -me provocas cosas de hombre.
Soltó una risa nasal -¿cosas de hombre?
Pasó por su lado para salir del baño cuando detrás de ella vio un papel con sangre en el lavabo y frunció el ceño.
-¿Has sangrado?
La chica volvió para recogerlo.
-Sí, ha sido una venita de la nariz- lo tiró y regresó con gesto de malestar -me duele la cabeza.
-¿No es una excusa muy pobre para que te abrace?
-No sufras tanto. Tengo a Junior para hacer el papel de amante.
Se metió en la cama para echarse la siesta, y Aizawa aprovechó que todavía estaba despierta para poner una lavadora. Agarró la cesta de la ropa sucia y empezó a meter prenda por prenda lo que iba a lavar, comprobando los bolsillos para no meter nada dañino en el electrodoméstico. Cuando llegó a la chaqueta que Leah había llevado al hospital sacó otro pañuelo con más sangre y la recordó saliendo sospechosa de la habitación de Kimi.
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NARRA LEAH
El lunes Yoshida nos reunió a todos para hablar en la sexta planta del bufete de Kimi, cerca de su despacho, que permanecía cerrado.
