Capítulo 49

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NARRA AIZAWA

Habíamos quedado en la cafetería para que Leah pudiera darles las explicaciones que veía oportunas. Quise acompañarla por no quedarme en casa aburrido y pensando que llegábamos pronto resultó que éramos los últimos, los demás ya estaban recogiendo sus bebidas recién hechas.

-Oh- dijo cuando se encontró con todos.

-Bueno- sonrió nerviosa Yasu -ya estamos aquí.

-Y buenas tardes- respondió Hiroko.

Cerré la puerta y pasé por su lado rozándole la espalda para darle ánimos.

-Tú puedes- susurré alejándome.

Acercándome a mi destino Yasu me dejó una sonrisa suave y señalé la cafetera antes de poder hablar.

-Coge lo que quieras- respondió tocándome el hombro mientras pasaba al interior de la barra.

-En fin- Leah se acercó al rebaño -no vamos a retrasarlo más.

Abrió la carpeta y empezó a sacar hojas.

-¿Qué es eso?- preguntó Kazuo.

-¿Dónde está Mizushima?- preguntó ella.

-En el hospital con su mujer- respondió Yamada.

-Entonces ya hablaré con él.

Los demás iban agarrando las hojas mientras arrugaban la frente y yo fingía no estar ahí.

-Para hacerlo más fácil os lo he explicado en estas páginas. Las quejas y preguntas cuando terminéis.

En los siguientes minutos me dediqué a hacerme el café más lento de mi existencia, pues era el silencio más incómodo en el que había estado presente, y mientras los otros parecían estar atragantándose con cada palabra que leían la manga de mi cazadora movió la cuchara y la tiró al suelo provocándoles un pequeño susto a todos.

-Perdón- solté avergonzado y nervioso.

Hiroko fue la primera en terminar, dejó la hoja sobre la mesa y se quedó mirando un punto fijo. Unos segundos después el resto hacía lo mismo evitando hacer contacto visual entre ellos. Desde la distancia podía ver a Leah sudando, entrelazando las manos y moviéndolas nerviosa esperando la primera palabra de alguno, pero nadie se atrevía, así que cuando conseguí llamar su atención intenté que diera el primer paso:

-¿Alguna pregunta?

Creo que fui el único en no levantar la mano.

-¿Alguna pregunta que no esté respondida en la confesión?

Bajaron los brazos pero le estaban clavando cuchillos con las miradas, empecé a remover el café y el sonido de la cuchara chocando con la taza volvió a ser el centro de atención. Entre Leah y yo no sabría decir quién tenía más ganas de morirse.

-Leah- empezó a hablar Hiroko -creo que hablo de parte de todos cuando digo que entendemos que no nos contaras tu verdadera profesión.

Los demás asintieron y Mic se giró para mirarme, lo ignoré y seguí revolviendo el azúcar en el café con uno de esos palillos de madera para no hacer ruido.

-Pero duele- respondió Yasu.

-Chicos- se sentó con ellos -nos obligan a hacerlo- intentó explicarles -hubiera sido más fácil para mí poder contarlo pero era por un bien mayor.

En ese momento no se me ocurrió otra cosa mejor que coger una magdalena con virutas de chocolate que había dentro de la vajilla de cristal de la barra, volviendo a romper el silencio del local.

HÉROE HERIDO - AIZAWA SHŌTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora