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Le mandaba la más fina joyería, los vestuarios más elegantes y de telas finas, en cada uno de sus viajes a otros lugares del reino , el siempre se encargaba de mandarle algo , hermoso, precioso , caro y fino.
Sus hermanos, solían reírse o burlarse de él "Ya deberías hacerle caso" o "Aemond se esfuerza demasiado deberías de verlo" y es que desde hace un par de años que Aemond le había dicho que lo quería, que lo quería con el , a su lado.
Pero el se había negado, había problemas entre sus familias y aún que el Alfa le había dicho que su deuda del ojo ya no importaba el seguía sintiéndose culpable. Pero también tenía dudas , sabía que los verdes querían el trono de su madre , sin embargo ¿Aemond estaría dispuesto a dejar a su familia por apoyar a la suya?.
Fue por esa razón que está vez no huiría, está vez iría a verlo, sabía que el hombre acababa de regresar y esté era el momento perfecto para verlo y hablar.
No pasó ni un día cuando Aemond mando a llamarlo , el Alfa quería verlo, así que aceptó . Era ahora o nunca.
— Así que aceptaste mi invitación, creí que volverías a negarte.— vio al hombre delante de él y se dio cuenta de que no había cambiado mucho , seguía igual de atractivo, su rostro seguía igual. A ojos de otras personas Aemond parecía ser alguien serio y lo era , pero a lo largo de los años aprendió a ver los pequeños detalles en el rostro del Alfa.
Esas sonrisas casi indetectables, tan sutiles que parecían no suceder , pero ahí estaban , el podía verlas. Justo como ahora, el Alfa parecía complacido con su visita.
— No, está vez acepté porque quiero ver que eres capaz de ofrecerme. Aemond dime porque debo de aceptar que tú seas mi Alfa.
Quería escuchar las razones reales del porque debía unirse a él, y también estar seguro de que Aemond lo quería tanto como lo afirmaba en sus cartas, si era verdad, si aceptaba ser su Omega, el Alfa pondría su lealtad con el y con su familia.
Lo vio sonreír de manera cínica, para después acercarse a él , de manera lenta, hasta que quedó frente a él, lo sintió acariciar su rostro para después hablar.
— ¿Porque? Creí que a estas alturas sería bastante obvio. Lo sabes muy bien.— lo vio recorrer su cuerpo, para después verlo fijamente.— Porque me gustas .— y un sentimiento de felicidad, uno que no había querido reconocer lo lleno , aquellas palabras sonaban honestas.— Porque te quiero a mi lado, tu aroma, tu presencia.— lo sintió acercarse más a él.— Tu piel , tú me fascinas Lucerys...
Aquello había salido en un susurro bajo , casi ronco , le erizo la piel por completo.
Aemond lo tomo del brazo y la atrajo hacia el por completo. Su mano tocó suavemente su mentón, lo obligó a verlo y pudo ver en sus ojos el más puro deseo, sus pupilas estaban dilatadas, prueba de lo mucho que lo quería.
No pensó, ya no tuvo que hacerlo , ya tenía las respuestas que necesitaba, Aemond estaba totalmente perdido, y de paso el también. Ambos se querían y sabía que el Alfa haría lo que sea que él le pidiera, era un hecho que si había una pelea por el trono , Aemond estaría de su lado.
Así que corto la distancia y lo beso, fue arrebatador sentir esos labios lamiendo, chupando y mordiendo los suyos . Fue un beso llenó de deseo, estaban dejando salir todo aquello que se habían estando guardando.
Al separase, ambos se vieron por un instante.
— Está bien, yo... Seré tuyo, seré tu Omega.
Supo en el instante que dijo esas palabras que su vida ahora estaba en las manos de Aemond y viceversa.
