5. Kiku

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No hubo nada de elegancia imperial en el escape del príncipe Yuuri hacia su habitación. Casi atropella a dos empleadas del palacio y estuvo a punto de caerse dos veces, pero al menos llegó entero a su destino. Cuando estuvo por fin allí lo único que pudo hacer fue tirarse sobre su cama y esconderse debajo de los cojines que la adornaban.

Cerró sus ojos fuerte, deseando que la sola acción lograra retroceder el tiempo antes de que su fotógrafo favorito de todos los tiempos lo encontrará luciendo espantoso en el jardín. Cuando vino a su mente el momento en el que lo bañó de sus fluidos nasales, Yuuri lamentó aún más el primer encuentro.

Victor Nikiforov era demasiado hermoso y perfecto. No sólo su fotografía y sus artículos de prensa lo habían dejado impresionado, al punto de que le había ayudado a Yuuri a ver la sociedad de otra forma; sino que además el tipo era muy atractivo. Atractivo al punto de ponerlo nervioso tan solo al tratar de hablarle.

Para Yuuri eso suponía un gran problema. Las labores en favor de la corona eran tomadas por él muy en serio y debían ser realizadas a la perfección. La compañía diaria de Víctor Nikiforov no podía afectarle como para interferir en su trabajo. Era necesario mantener distancia e imponer sus propias reglas.

Pero ahora el príncipe se preguntaba: ¿Cómo podría lograrlo? ¿Qué es lo que tendría que hacer para evitar que la presencia del periodista descontrolara su estabilidad emocional?

Víctor Nikiforov había sido contratado para registrar lo más importante de su vida diaria, esto en la imaginación de Yuuri correspondía principalmente a su agenda laboral. Lo más adecuado era dejar que se acercara a los eventos formales, quizás pedirle que lo acompañe poco antes de empezar cualquier actividad. Eso no era tan difícil después de todo, solo tendría que verlo algunas horas del día durante sus discursos y su pose ante las cámaras.

Sí, para Yuuri era más fácil tratar de ignorarlo si lo replegaba al lado periodístico. Era más sencillo aislarse en sus rutinas y únicamente dejarlo acercarse en los eventos importantes. De esa forma se imaginaba que Víctor era un periodista más al que tenía que ignorar mientras daba discursos y sonreía ante la cámara.

Era una idea genial.

Una semana pasó desde la última vez que Víctor vio al príncipe en el jardín

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Una semana pasó desde la última vez que Víctor vio al príncipe en el jardín. Minako le dijo al día siguiente del encuentro que podía tomarse unos días libres para conocer la ciudad y eso le pareció muy extraño. Acababa de llegar para aprender todo sobre el príncipe, ¿Por qué de pronto lo mandaban a vacacionar? ¿Acaso el suceso que había vivido en el jardín había hecho que se sintiera incómodo al tenerlo alrededor?

Al principio trató de tranquilizarse y lo tomó como la oportunidad para conocer la ciudad. Con cámara en mano recorrió varios distritos turísticos, se paseó por algunos parques y probó diversos manjares en variados puestos de comida. Sin embargo, luego de algunos días tomando fotografías de enormes anuncios de neón, de ver personas amantes del cosplay y de tomarse un selfie con la estatua de Hachiko, Víctor ya quería empezar a trabajar.

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