17: Yabusame

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Víctor sintió el orgullo filtrándose por los poros cuando Yuuri, ataviado con el hermoso kimono que se había puesto ese día, fue presentado ante todos con gran algarabía y ceremonia. No había persona alguna que no lo reconociera y eso, en parte, había sido por las medidas hechas por el príncipe.

Desde que Yuuri había empezado a salir más en público, su porcentaje de aprobación en la gente se había incrementado y eso había hecho que en ese instante todos aplaudieran alegres al verlo y reconocerlo.

Luego de dar un hermoso y elogiado discurso en japonés e inglés, las autoridades del evento anunciaron a Yuuri como un experto en kyūdō, por lo que fue  invitado de forma sorpresiva a dar el tiro inicial de la competencia. Eso definitivamente no se encontraba en el programa y, aunque Yuuri podía haberse negado, aceptó honrado la propuesta. 

Víctor observó más enamorado que nunca el garbo con el que su alteza imperial tomó el arco y la flecha. El silencio crudo del patio abarrotado de gente, no llenó a Yuuri de miedos infundados, sino que le dio la seguridad para concentrarse mentalmente. 

Yuuri observó con máxima atención su objetivo. La adrenalina que llevaba dentro lo ayudó a emanar una energía impresionante. Sujetó con firmeza el enorme arco y con la otra mano enguantada jaló la tensa cuerda y en menos de dos segundos el plato que tenía frente a él se rompió en pedazos. 

Otra faceta que casi todos desconocían del príncipe, pero que ahora era revelada ante todos. Víctor no pudo esconder su sonrisa de oreja a oreja cuando, después de entregar el equipo, Yuuri fue aplaudido incansablemente por todos. Agradeció tímido con una reverencia y luego se acercó al estrado para tocar una antigua campana. Es así que se pudo dar por comenzada la competencia de Yabusame.

Durante los juegos, Yuuri permaneció en el palco oficial, junto a los organizadores del evento. Víctor, por su parte, fue invitado a tomar lugar con la prensa, lo que lo hizo sentir nuevamente en el rubro. De cerca, logró unas fotografías maravillosas de cada participante a caballo que pretendía darle al blanco con su arco y flecha. También apreció cómo trataban de romper unos platillos de cerámica que mantenían colgados frente a ellos. Fue un alivio que presentaran todo en inglés y japonés, lo que le permitió orientarse durante todo el evento.

Víctor consideraba que en Japón el respeto al espacio personal estaba casi sobreentendido. Los visitantes del evento que pudieron pasar por el palco de Yuuri lo saludaron felices y este les correspondió siempre agitando la mano con una sonrisa en el rostro. Aún así, ninguno quiso sobrepasar esa línea de respeto y se mantuvieron a una distancia prudente de él en todo momento.

A las dos y cincuenta de la tarde su alteza imperial, el príncipe Yuuri premió a Riku Minagawa como el máximo ganador de la competencia y a las tres   se cerró la actividad de forma oficial. Yuuri lucía agotado, pero feliz y lo demostró cuando vio a Víctor acercarse. Emocionado por verlo le regaló la sonrisa más dulce que Víctor había visto en su vida.

―Nikiforov-San, fue una competencia muy interesante, ¿No cree usted? ―las formas en público eran importantes mantenerlas y Víctor lo respetaba.

―Muy interesante, su alteza imperial, aprendí mucho sobre el Yabusame y creo que sería algo que me gustaría intentar alguna vez.

―¿En serio? ¿Es bueno montando a caballo?

―Diría que soy mejor en el camello, pero asumo que deben ser parecidos.

―Diría que soy mejor en el camello, pero asumo que deben ser parecidos

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Kiku  No  YuuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora