25. Consecuencias

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El emperador Toshiya era el ejemplo de que una buena y tradicional educación japonesa sacaba lo mejor de las personas de tan digno pueblo. Criado bajo un régimen golpeado por la pobreza luego de la segunda guerra mundial, el emperador había llevado a Japón a un florecimiento con trabajo duro, austeridad y sentido de comunidad. Sus hijos habían sido criados con amor y respeto, también siendo partícipes de sus actividades para la corona. Su hija había sido instruida con el mayor cuidado, centrándose con esperanza en su educación. Sin embargo, su renuncia a la corona removió todos los cimientos que Toshiya y su esposa Hiroko habían ido construyendo con amor y cuidado.

Antes de ser emperador, decidió ser padre, por eso había aceptado que su hija fuera en búsqueda de su felicidad, pero ahora también se encontraba en un gran dilema. ¿Cuándo había fallado con su hijo Yuuri? Sí, había permitido que se quedara tras bambalinas, había aceptado que se escondiera de los medios al tener a Mari como la esperanza del imperio. Pero el hermoso  castillo de cartas que había elaborado,  había caído estrepitosamente.

Su hijo era un muchacho, sí, y estaba seguro que seguiría cometiendo errores en su vida. Pero habían errores que no podía costearse. El ser un príncipe le quitaba privilegios como esos, porque aunque era un muchacho, no era uno normal. Representaba todo un país, con diversas creencias, diversas vidas y diversos pensamientos. Le había permitido licencias al enamorarse, pero bajo ninguna circunstancia Toshiya podía ceder ante el escándalo.

―Nikiforov-san―dijo de forma tan solemne, que Víctor sintió como si le estuvieran regañando―, le pido que me conceda una conversación con el príncipe Yuuri, a solas.

Víctor observó a su novio, sin estar seguro de lo que debería hacer. Yuuri lo miró tratando sin éxito de mantener la calma y asintió, logrando que Víctor hiciera una reverencia para luego dejar la sala. Afuera se encontraba Minako, quien parecía tener veinte años más por la preocupación que llevaba encima. Víctor sabía que tendría que hablar con ella, dado que tarde o temprano la asesora del príncipe también se enteraría de todo. Ahora ni él mismo sabía qué hacer.

Yuuri no sabía qué decirle a su padre

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Yuuri no sabía qué decirle a su padre. Incluso varios minutos después de la partida de Victor, su padre quedó en silencio, mirando con atención todas las fotos que le habían dejado sobre el escritorio. La mirada preocupada era evidente, aún sin pronunciar palabra alguna. Yuuri sabía que había decepcionado, de una u otra manera a su padre. Se dio ánimos para afrontar lo que venía y se dirigió a él.

―Papá―Toshiya ni lo miró―, escucha, yo…

―No, no quiero saber nada, Yuuri.

La mirada molesta de Toshiya quebró lo poco de fe que aún le quedaba.

―Yo…Yo solo quería salir un rato y despejar mi mente.

―¿Despejarla con qué? ¿Con alcohol? ¡Por favor, Yuuri! Lo que has hecho a vista de todos es sencillamente injustificable.

Kiku  No  YuuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora