27. Cuando la realidad golpea.

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A las nueve de la mañana del domingo Minako Okukawa fue llamada a la oficina del emperador Toshiya Katsuki. No era la primera vez que sucedía un evento como este, pero ciertamente lo era un domingo. Confundida, pero deseosa de saber la razón, la mujer entró a la oficina luego de ser otorgado el permiso correspondiente.

―Su majestad, ¿me mandó a llamar?

Toshiya lucía algo cansado. Sus ojeras lucían más marcadas, pero su buen ánimo seguía allí pese a todo.

―Así es, Okukawa-san. Necesito que reorganicemos la agenda de mi hijo.

―Entiendo, su majestad.

―Sé que hoy no tenía planeado nada, pero necesito que le cancele las actividades de esta semana.

―¿De toda la semana?―Su tono de sorpresa era entendible. El príncipe tenía muchos compromisos y cancelarlos por un espacio de tiempo tan prolongado iba a ser muy difícil.

―Así es, necesito que lo adhiera a mi agenda de trabajo.

―Está bien. 

―Y quisiera que se ocupara de su tranquilidad el día de hoy. No quiero que lo molesten en todo el día, ni siquiera para llamarlo a comer.

―Pero, su majestad.

―Conociendo a mi hijo, estoy seguro que ni querrá comer, Okukawa-san. Victor se fue hoy en la mañana a Rusia, sin planes de regresar. 

Minako se quedó en shock con la noticia. No lo quería creer, Victor no podía haberse marchado así como así.

―!Pero no puede ser! ¿Está usted seguro de eso?

―Muy seguro y también sé que no fue una decisión fácil de tomar para él. Nikiforov-san es un hombre muy responsable y de buen corazón. Hizo lo que creyó correcto para salvaguardar el buen nombre de Yuuri, aunque aquí, en realidad, el único responsable de crearse un mal nombre, es mi hijo. 

―Es que no…―Minako pensó en el príncipe y sintió una tristeza enorme invadiendo su corazón.―¡Ay! El príncipe debe estar destrozado.

―Probablemente ambos tengan el corazón roto, Okukawa-san, pero me temo que Yuuri no puede darse el lujo de tener un largo proceso de duelo, con todo lo que pasó.

Después de salir del despacho Minako se sintió muy mal. Ni siquiera había tenido la oportunidad de disculparse con el periodista y ahora sentía que había sido muy cruel con él. Preocupada, se dirigió al dormitorio de Yuuri para ver si necesitaba apoyo de alguna forma.

 Preocupada, se dirigió al dormitorio de Yuuri para ver si necesitaba apoyo de alguna forma

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Cuando Yuuri era pequeño, la cantidad enorme de personas a su alrededor lo molestaban. Él no entendía por qué tenía que estar rodeado de tanta gente y en ese entonces, solo necesitaba llorar un poco o acercarse a papá o a mamá para esconderse o marcharse de allí.

Sus padres comprendían su necesidad por estar solo y, en ese entonces, no era necesaria su presencia.  Al fin y al cabo, la que recibía toda la atención era su hermana mayor, la que todos llamaban la futura emperatriz. Mari era muy amigable, abierta y sincera. Siempre sabía qué decir, era carismática, inteligente y de humor tan agudo como su padre. Llegaba al corazón de todos con facilidad y eso permitía que Yuuri pudiera seguir estando lejos de todo, metido en el jardín o leyendo libros, preocupándose solo de lo que quería.

Kiku  No  YuuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora