El trono del Crisantemo peligra en el lejano Japón. Un príncipe que nadie parece conocer y un periodista que nadie desea recordar deben entrecruzar caminos para evitarlo.
Advertencias:
*Es un fic Victuuri, se habla de otras ships que no rompen el v...
― Sí, ya se lo pregunté a Víctor varias veces y por favor, Phichit. ¿Podemos cambiar de tema?
Yuuri llevaba escuchando a Phichit hablar ininterrupidamente de Christophe Giacometti por tres días seguidos. Al parecer, ambos habían congeniado muy bien luego de las presentaciones formales y su mejor amigo se había pasado horas hablando de lo genial y guapo que le había parecido el fotógrafo; el cual, le explicó Phichit, no sólo era conocido en el ámbito de la moda y la pasarela, sino que también era uno de los solteros más codiciados en Rusia.
Para Víctor la situación no había sido muy diferente. Quizás Chris no le había hecho preguntas directas sobre Phichit, pero se la había pasado hablando de lo maravillosa que encontraba la cultura asiática, sobre cómo la industria de la moda en ese continente era todo un campo para explorar y que la idea de vivir allí no le disgustaba sino que, por el contrario, quizás sería refrescante para su carrera.
―Chris, no tiene sentido lo que me dices. ¿Vas a dejar TODA tu vida y contactos en Rusia para venir a probar suerte en Japón?
―Pensaba más que todo en Tailandia.
―¿En Tailandia? ¡Pero si no conoces a nadie allí!
―Ejem…―El carraspeo de Chris fue muy ruidoso, por lo que Victor lo miró confundido y tres segundos después recordó a Phichit.
―Ok, me retracto: no conoces a casi nadie allí. ¿Por qué mejor no vienes a Japón?
―Mmm, no lo sé, es que es otro tipo de mercado. Me gusta más la moda reservada de Korea, o la veraniega de Tailandia.
―¿Ahora de pronto eres experto de moda asiática?―Victor sonrió divertido―. Vaya vaya, lo que un par de ojos marrones y tez canela pueden hacer contigo.
Aunque las mejillas de Chris se tiñeron de rosa, no le dio pena contraatacar.
―No se le ocurra burlarse de mí, señor “Quiero dejar todo lo que tengo por un príncipe asiático”. ¡Eres un hipócrita!
Victor rió emocionado. Definitivamente estos hombres de Asia tenían un no sé qué que hacía que ellos cayeran sin remedio.
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Algo que Chris debía hacer antes de poder presentarse en la fiesta de cumpleaños del príncipe heredero, era ser guiado en el protocolo que se llevaría a cabo en el palacio. Por esa razón, Víctor le explicó que alguien de su entera confianza y la de Yuuri vendría a enseñarle algunas cosas básicas. Y así fue cuando, el miércoles por la tarde, Víctor lo mandó a la biblioteca para recibir su clase.