Kiku No Yuuri

2. Una propuesta

No llegó a las nueve y media como había prometido, pero sí quince minutos después. Había tratado de ponerse algo ligero, pero elegante, que pudiera devolverle el estatus que Víctor sentía que había perdido. Lograrlo, obviamente, le había costado un poco más de tiempo, pero luego de verse tan impecable y apuesto frente al espejo del ascensor, pensaba que había valido la pena.

Ahora, en la oficina de Yakov, luego del gruñido molesto correspondiente, esperaba recibir por fin la propuesta de la que su ex-jefe le había hablado.

―Te dije a las 9:30, no a las 9:45.

―Yakov, no es mi culpa, hay demasiado tráfico en estas fechas, uno no puede manejar tranquilo.

―Vitya, tú no manejas, ni siquiera tienes auto.

Demonios, pensó Víctor. Al parecer Yakov aún lo recordaba. Volvió a llenarse de ansiedad y llenó el silencio con una risa nerviosa.

―Oh, es cierto.

Un gruñido de Yakov y su mano apuntando a la silla frente a él le indicó a Victor que podía tomar asiento.

―Tengo mucho que hacer, así que no te quitaré tiempo. 

Sin decir mucho más Yakov colocó frente a él un periódico en inglés. Víctor lo miró con extrañeza, sin saber qué hacer.

―¡Vamos, qué esperas! ―Yakov exclamó.

―¿Qué cosa quieres que haga? No te entiendo.

―¡Lee el maldito periódico!

Víctor vio  la imagen de lo que parecía ser una familia joven de Asia y entendió menos aún. Pero se dijo a sí mismo que Yakov siempre había sido raro así que hizo lo que le pidió.

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Imperio en peligro.

Japón a punto de perder la monarquía más antigua del mundo.

Han pasado veinte años desde que su alteza Imperial Toshiya Katsuki asumió la dirección del imperio del sol naciente. Aún con muchos detractores, el entonces joven príncipe  asumió el reto que se le presentó luego de que su padre, el  emperador Akihito falleciera intempestivamente a causa de un accidente aéreo.

Con una hija heredera al trono y, años después con un pequeño hijo, el pueblo japonés fue apreciando cada vez más el trabajo de hormiga que su emperador realizaba y no pasó mucho tiempo para que la dinastía Katsuki fuera una de las más apreciadas y valoradas del mundo.

Si a eso le agregamos la postura tan correcta y diplomática que ha demostrado tener el emperador frente a situaciones conflictivas internacionales, sin duda estamos hablando de uno de los mejores líderes mundiales.

Pero, ¿Acaso con él morirá la dinastía?

Tres años atrás la princesa Mari, heredera al trono, renunció a sus derechos reales para casarse con un plebeyo. Era lo que todos temían desde que se había empezado a correr rumores sobre su romance con Takao Itou, el vocalista de la banda de rock "The Susukis", la más importante de Japón. La familia real sufrió un duro golpe en la línea de sucesión, ya que habían preparado a la heredera durante años. Aún así, la princesa Mari se salió con la suya, con la condición de alejarse casi por completo de la familia real.

Es así que a los veintitrés años el segundo hijo de la pareja imperial tuvo que aceptar el cargo que su hermana dejó atrás. Pero no todo parece ser color rosa para el príncipe.

¿Derecho al trono?

Cuando su alteza imperial, la emperatriz Hiroko dio a luz a su segundo hijo, un varón de nombre Yuuri, las esperanzas de todos los nipones se acrecentaron. Un varón en la casa real era lo que todos esperaban para el buen augurio de la dinastía Katsuki, aquel que podría llevar al pueblo japonés, junto a la futura emperatriz, al siglo XXI. Sin embargo, a veintiseis años de su nacimiento, el pueblo se siente confundido y temeroso ante aquel futuro en el que su alteza imperial, el príncipe Yuuri, asuma el poder. ¿Cuál es la razón del pueblo para sentirse inseguro sobre la eventual toma de mando del actual heredero a la corona?