16. Kisu

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―Amo estar enamorado, Chris.

El hombre en cuestión tuvo que reírse del comentario.

―Y viene de alguien que quería repudiar su amor hace unos días.

Era cierto. Víctor aún recordaba las dudas que se habían sembrado en su corazón, pero después de la salida con Yuuri y los momentos que habían disfrutado esos dos últimos días las dudas habían desaparecido.

―Lo sé, sé que me sentía muy inseguro.

―Entonces, ¿Qué pasó para que eso cambiara?

―Tuvimos una cita.

―¿Qué? Necesito detalles, Nikiforov, o si no, no te lo perdonaré.

Víctor sonrió feliz recordando los últimos días.

―Yuuri me mandó una invitación escondida en los crisantemos que ordenó poner en mi habitación.

―Espera, ¿Desde cuándo te manda flores?

―¡Desde siempre, pero no me había dado cuenta!

Víctor se sentía un tonto. Las muestras del interés de Yuuri habían estado allí, desde hacía mucho tiempo, pero él, tan despistado como era, no lo había visto.

―Tan atento como siempre, Mon Ami.

―En fin, la cuestión es que salimos y me llevó a pasear por la ciudad, recorrimos un poco de Tokio juntos y luego terminamos comiendo en un pequeño restaurante, nos miramos, nos agarramos de las manos y luego...

―¿Se dieron duro contra el muro?

―¿Qué?

―Ya sabes...¿lento contra el pavimento?

―¿De qué hablas?

―Ay, Víctor, no te hagas el menso: ¿Le diste, te dio o se dieron?

Víctor se indignó por un momento, luego recordó que estaba hablando con su mejor amigo, el enfermo desatado obsesionado con el sexo y se calmó.

―No sé por qué siempre piensas en sexo. No, no lo hicimos. Es más, ni siquiera nos hemos besado aún.

―¿Qué? Espera, espera. ¿Quieres decir que ni siquiera han intercambiado fluidos bucales?

―No, es que estoy esperando el momento correcto.

―¿Y eso cuándo va a ser? ¿Cuando se casen? Por Dios Víctor, no tienes ocho años.

―Qué payaso que eres.

―Entonces dímelo ya.

―Creo que mañana puede ser. En Japón es el día de la Cultura y Yuuri va a inaugurar una competencia de arco y flecha a caballo en un templo.

―Qué romántico...―el sarcasmo era obvio.

―Lo entenderías si vieras lo que va a llevar puesto ―contestó ofendido.

―Espero que me digas que nada...

―No seas tonto. Se mandó a hacer un hermoso kimono azul con pantalones plateados y finas líneas negras. ¡Se ve tan elegante y sensual en ese traje!

―Bueno, suena interesante. ¿Y tú qué vas a llevar?

―También un kimono. Le pedí ayuda a Minako, la consejera de Yuuri y me ayudó a escoger uno. Pero es una sorpresa para él.

―Bueno, todo suena muy adorable, Vitya, espero que todo les vaya bien.

―Yo también lo espero, Chris.

Kiku  No  YuuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora