A poca distancia del palacio imperial en Chiyoda, la sede del periódico más antiguo y exitoso de Japón, el Yomiuri Shimbun, recibía la visita clandestina de un curioso personaje conocido por muy pocos en el medio.
El editor en jefe de este diario, Hiroshi Matsukawa, era quien lo había convocado y ahora que veía el producto que le había traído, estaba más que complacido.
―Este es solo el inicio ―comentó el invitado anónimo mientras colocaba más imágenes sobre el escritorio del hombre―. El príncipe es un personaje muy difícil de seguir; sin embargo, he conseguido tomas panorámicas hacia los jardines de palacio, también desde su vehículo e incluso recibos de pago emitidos a nombre de palacio donde Nikiforov se ha visto de una u otra forma beneficiado. Al parecer, el gaijin le cuesta más a la corona de lo que parece.
Lo sabía. Matsukawa había rechazado desde el principio la ridícula idea de traer a un don nadie como Víctor Nikiforov al país, un hombre con un mal precedente, sobre todo para tratar de convencer a los japoneses que el príncipe Yuuri era capaz de guiarlos hacia el siglo XXI. El hijo del emperador Toshiya era el hombre menos adecuado para tal labor. Lo conocía desde niño y sabía que siempre había sido una persona inestable, rara, con miedo a la interacción social. Si ya de por sí él estaba en desacuerdo con la institución monárquica, ahora que veía al príncipe sonriendo y besando al ruso en la intimidad de palacio, con más razón consideraba a este como incompetente y manipulable, incapaz de regir un país como el suyo.
―Sabía que algo se traía entre manos el emperador cuando le dedicó unas palabras a este zángano ruso. Por supuesto que pagarle a un tipejo como ese para mostrar la parte humana del príncipe era solo una fachada.
―De que hay una relación, la hay. Eso está claro ―comentó el informante.
―Con esto podemos sugerir que se está gastando de más para pagarle el viajecito al tipo este. Lo del libro es probablemente una gran mentira. No sería la primera vez que Nikiforov se muestra relacionado con algo turbio.
―Voy a seguir observando al príncipe de cerca. Solo hay que esperar a que algo se destape y podamos mostrar todo el escándalo.
―De acuerdo, Takayama-kun. A esperar con sigilo.
La sonrisa tétrica de Matsukawa dio por terminada dicha clandestina reunión.
El vuelo de Chris desde Moscú con escala en Shanghai y Kansai estaba programado para llegar a las veintidós horas y treinta minutos, pero debido al mal clima llegó con media hora de retraso. Víctor se hallaba desde las nueve y media de la noche en el aeropuerto de Haneda, emocionado por recibir en Tokio a su mejor amigo.
En sus manos traía un ramo de hermosos crisantemos frescos, lindo detalle de parte de Yuuri, listos para darle la bienvenida a su amigo y, aunque el príncipe había querido acompañarlo, le aconsejaron que mejor se quedara sano y salvo en el palacio. Víctor había estado de acuerdo y ahora, viendo la puerta de vidrio abrirse ante la muchedumbre que había llegado por fin a destino, se emocionó al ver de lejos a un hombre alto y apuesto de cabello rubio ensortijado y gafas pequeñas que enmarcaban sus hermosos ojos esmeralda.
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Kiku No Yuuri
FanfictionEl trono del Crisantemo peligra en el lejano Japón. Un príncipe que nadie parece conocer y un periodista que nadie desea recordar deben entrecruzar caminos para evitarlo. Advertencias: *Es un fic Victuuri, pero podría hablarse de otras ships que NO...